Digna de Ser

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Correo de lectores: Por María Soledad Crognale

Mujer, empodérate, sal del molde, salta la cerca, libérate, no asumas lo que dicen, no lo dejes pasar a tu subconsciente porque lo convertirás en una verdad, pero esa verdad no es tuya.

No creas ni ahora ni nunca que estás en peligro por tu forma de ser, si alguien te daña, es pura, exclusiva y únicamente la responsabilidad de ese alguien.

Sigue siendo la poderosa mujer que estás destinada a ser.

Sigue el camino que elijas en libertad, el que quieras ser, del tipo y la forma que más vibren  con vos.  Las miradas siempre estarán sobre nosotras, no importa la época , acostúmbrate a eso, y dejalo ser, como un ruido de fondo, porque eso es.

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Ninguna batalla digna de librarse fue fácil, y ésta, la de correr el velo definitivamente de que la mujer, como condición, primero es un ser humano, y por el sólo hecho de serlo le corresponden ni más ni menos que los mismos derechos y obligaciones que al hombre, tampoco nos está resultando fácil.  Parece medieval estar escribiendo esto, o es como la nueva Revolución Francesa pero de la mujer: Igualdad, libertad y fraternidad.

Incluso lidiamos en nuestra vida cotidiana, educando a quienes queremos para que entiendan nuestra condición de ser humanos primero, luego todo lo demás, que en definitiva a quien le importa que viene después, qué género, que elección religiosa, que oficio, profesión, raza, ideas, barrio, contexto, educación o familia, que diablos tiene todo eso que ver con ser dignos de respeto, si el respeto es algo que se le debe al ser humano, sin más.

El camino se pone muy difícil cuando en nuestra sociedad no estamos educados emocionalmente para el rechazo, para el límite, para el respeto del espacio y de las decisiones ajenas. Pero aún así debemos seguir afirmando nuestra presencia, nuestra fuerza femenina, nuestra dignidad de Ser.

Que todas esas vidas que perdimos, y las que aún estando entre nosotras han sido heridas y vulneradas por el hecho de ser mujeres, nos guien para seguir cambiando este mundo del revés.

María Soledad Crognale