“Juan Carlos ‘Chinchu’ Gasparini fue un político de raza y un militante de tiempo completo”

- Publicidad -

Por Carlos Gorosito – Ex Intendente de Saladillo

Dijo el gran escritor y poeta José Martí: “Los muertos, no son más que semilla, y morir bien es el único modo seguro de continuar viviendo”.

Ha dejado la vida terrenal Juan Carlos Gasparini, ex Intendente Municipal de Roque Pérez y a él aplica la frase del gran bardo.

“El Chinchu”, como todos los llamábamos, fue semilla y murió bien y, por lo tanto, continuará viviendo en la memoria de muchos.

- Publicidad -

De origen humilde, comprendió como el que más la necesidad de ponerse al servicio de los más desprotegidos de la sociedad. Lo hizo a través de una de las actividades más nobles que puede tener el ser humano, como lo es la política.

Fue más allá de las representaciones populares que tuvo (Concejal e Intendente Municipal de Roque Pérez, su pueblo) un militante político de raza y político de raza.

Fue de esos militantes que luchan siempre, militante de tiempo completo, porque militante no se es sólo un día. Militante se es desde el momento del “llamado”, el llamado de la “vocación” hasta el día del llamado final por parte del Supremo Hacedor y así fue la vida de Juan Carlos Gasparini. Pertenecemos, a dos partidos políticos distintos (él peronista y yo radical) y ciertamente adversarios en la competencia política y, a veces, en la visión de cómo se deben resolver ciertos problemas de nuestra sociedad.

Pero pertenecemos a un solo campo, que es el campo popular, el campo del Pueblo, del Pueblo con mayúsculas, porque siempre el Pueblo debe ser el destinatario de nuestros mayores y mejores esfuerzos.

Ser militante político es una manera de comprometerse en forma activa con la comunidad, con el pueblo ayudando a resolver los problemas del presente y trabajar en el diseño del futuro. Es soñar junto con otros un proyecto colectivo, y a ese sueño entregarle el corazón.

Un militante político siempre sueña con transformar la realidad para felicidad de su pueblo. Y transformar la realidad es una lucha que nunca se abandona.

He repetido en mis discursos muchísimas veces que renunciar a la política es renunciar a la lucha, y renunciar a la lucha es renunciar a la vida, porque la vida misma es lucha. 

Juan Carlos Gasparini “El Chinchu”, nunca renunció a la política y nunca renunció a la lucha. Lo hizo siempre aun cuando sus fuerzas se iban agotando.

No me corresponde a mí juzgar su obra de gobierno en su ciudad natal. Ello es una tarea de sus conciudadanos y en todo caso de los historiadores locales.

Simplemente, ante su partida hacia el descanso eterno, he querido rendirle homenaje a un colega. Ambos hemos sido Intendentes de nuestros pueblos y ambos somos políticos y políticos militantes. He usado la expresión político y militante en presente porque yo sigo militando y el “Chinchu” lo sigue haciendo y lo seguirá haciendo por medio de sus seguidores porque ha sido semilla que ha germinado en militantes políticos.

Puedo decir entonces, parafraseando al poeta con que inicié este escrito, que murió bien porque murió sembrando para el futuro.

Lo he conocido y lo he tratado. Por eso le digo hasta siempre compañero “Chinchu”, porque compañero no sólo significa compartir el pan, sino compartir una misma lucha.

Con “El Chinchu” compartíamos una misma lucha: Por la justicia social, por una Argentina solidaria e inclusiva.