Postas y boliches en el “tabaré”

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Por Lis Solé

            Andando por los caminos y huellas se van dejando hilachas de alma encendidas de nostalgias, de recuerdos lindos y no tanto que desfilan por los pensamientos.

            Esos pensamientos son los que borran las lágrimas, hacen sonreír al anciano y alivianan penas y sufrimientos. Y así como en todas partes hay luces, en los parajes rurales pareciera que brillan más. Luces y sombras de amaneceres y atardeceres, ruidos del campo, del viento y los animales y más si esconde un arroyo arbolado entre curvas y contra curvas tal como sucede con el Paraje “El Tabaré”, ubicado en Buenos Aires, en el Cuartel 3° de General Alvear.

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LA ESQUINA DE NÚÑEZ

            Para armar la historia del paraje hay que hablar de la familia Núñez, habitantes desde siempre esos lugares. El dueño más antiguo de esos campos es don José Portugués con su estancia “Nueve de Julio”, lugar donde se instala como arrendatario Manuel Núñez Estévez (1829-…) y donde funda una Casa de Negocios denominada la “Esquina de Núñez”, lugar de descanso obligado para las postas que iban hacia la ciudad de “9 de Julio” y su nieto Bernardo, funda un poquito más al norte otro boliche, el boliche del “Tabaré”, a 100 metros del arroyo del mismo nombre.

            Don Manuel se casa con Juana Lagarraga[i], viuda de Andía, y su descendencia continúa trabajando en la zona a pesar del riesgo de los malones y desertores, hasta que consiguen comprar el campo que actualmente es “Los Cerrillos” anexando más tarde los campos de “Santa Petrona” y “San Bernardo”.

ORIGEN DEL NOMBRE “TABARÉ”

            ¿Y cómo es que un paraje alvearense tiene un nombre de origen guaraní?

            Don Bernardo García Núñez, es quién funda EL nuevo boliche almacén a unos 100 metros de la margen derecha del arroyito “San José”, actual arroyo del “Tabaré” casi inexistente ya que fue reemplazado por un canal, ubicado a unos 2.500 metros de la “Esquina de Núñez”. El lugar era transitado por las galeras que cubrían la carrera desde Las Flores a Bolívar porque tenía un paso firme, entoscado, que permitía el cruce a pesar de las crecidas.

            En esos tiempos, era muy mentado don Elías Regules, criollazo del Uruguay que al igual que Zorrilla de San Martín, pugnaban a través de sus acciones y obras por la valorización del gaucho, de sus costumbres y haceres. Juan Zorrilla de San Martín, pariente de la popular actriz uruguaya “China” Zorrilla, populariza el nombre “Tabaré” con su obra en verso que narra la epopeya nacional del Uruguay, la lucha de una raza y el idilio amoroso entre el indio mestizo Tabaré y la española Blanca durante la guerra entre españoles y charrúas.

            Elías Regules llama a uno de sus hijos, “Tabaré”[ii], y del otro lado del río Manuel García Núñez, en General Alvear, bautiza al boliche con el mismo nombre. Quizás se conocieron, quizás no. Pero bien claro que en el nombre se percibe la intención criollaza de respeto por las tradiciones y costumbres gauchas.

            Yendo a su origen guaraní, se dice “Tabaretá” a las personas que viven “pasando el pueblo” o que “viven después o lejos del pueblo” (taba=pueblo; ré =después) y bien representa a uno de los parajes más alejados de General Alvear, casi en el límite con las Flores, cerca de Velloso (Tapalqué) y a más de 40 kilómetros de la planta urbana.

POSTA Y BOLICHE DEL “TABARÉ”

            El lugar era especial para una posta pulpería porque al quedar del lado oriental del arroyo, si éste estaba crecido se podía esperar a que bajara y si se llegaba con tropa había buena agua. A pesar de ser profundo, tenía piso de tosca lo que permitía cruzarlo sin peligro de empantanarse y en caso de crecientes, se cruzaban las provisiones en bote con el caballo de tiro.

            En épocas de galeras, allá por el 1900, el boliche fue construido para que sirviera de posta de la galera que hacía el servicio entre “Las Flores” y “General Alvear” pasando por “El Mosquito”, “La Porteña”, “La Naranja”, “La esquina de Núñez”, “San Juan” (esquina de Subiza) y “La Escuadra” para llegar hasta Alvear, siendo atendida por un amigo de Las Flores.

            La pulpería “El Tabaré”, con su techo a tres aguas, alero en los dos lados, reja en el mostrador y con una “letrina afuera bien retirada por el tufo”, recibía  las galeras y postillones que con su carga de mercaderías y pasajeros, bajaban a estirar las piernas y comer algo mientras se hacía el recambio de caballos.

GALERAS PERSEGUIDAS A TIROS Y LANZAZOS

                Si historias están presenten en la memoria son las películas de vaqueros de los Estados Unidos cuando una diligencia cruzaba “el desierto” y era atacada por los indios. En ellas siempre se ven algunas hermosas señoritas asomando sus cabezas por las ventanillas ante la amenaza constante de los indios, y las corridas a toda velocidad a los tiros y lanzazos esperando escuchar las clarinadas del Ejército.

            Poca contada la historia argentina y de la Provincia de Buenos Aires, aquí también hubo “desierto” y “galeras y diligencias” que cruzaron la pampa con todas y más aventuras que las que muestra la parafernalia yanqui.

            Por el norte de Alvear pasaba la Carrera que venía desde Monte hasta Bolívar por POSTAS de relevo y descanso que incluían la posta del Tabaré. Por supuesto, los caminos no eran los actuales, no existía el trazado de la Ruta N° 61 que pasa por Alvear y se cruzaba libremente por los campos tratando de ir “lo más derecho posible para acortar distancias” esquivando lagunas y espadañas y, cuando se empezaron a colocar alambrados, obligando “a los estancieros a tener tranqueras cada tantos metros y no cortar las huellas”.

            Por General Alvear y ya en 2020, aún se pueden ver varios caminos o huellas antiguas que marcan las distintas “carreras” que realizaban los servicios de Mensajerías provinciales o los surcos profundos dejados por las largas caravanas que llevaban y traían mercaderías con “productos del país”.

A LAS PUÑALADAS Y GARROTAZOS

                        El Tabaré era posta, lugar de paso de galeras y pasajeros, pero como todo lugar de reunión y “beberaje” también había puñaladas y garrotazos constantes, razón por la cual Bernardo García decide cerrar la “Esquina de Núñez” y continuar con el “Tabaré». Con el tiempo y ante la cantidad de muertes y peleas que se daban en el lugar, se debió construir un Destacamento Policial del otro lado de la calle y más cerca del paso del arroyo, Destacamento que hasta calabozo tenía porque así lo ameritaba la cantidad de aprehendidos.

            Historias de parajes, de “carreras”, galeras, postas y almacenes, lugares de reunión del paisanaje que con el tiempo devinieron en asentamientos de colonos que originaron con la creación de la escuela en 1929 que multiplicaron encuentros e historias compartidas.

            Paraje “El Tabaré”, con su arroyito pintoresco, sus curvas y contra curvas, su monte, su boliche, la escuela, caminos, huellas, alegrías y nostalgias. Por supuesto, mucho más que un lugar en el mapa; el Paraje es sin dudas fiel testigo, silencioso, de nuestra historia gaucha.


[i] Juana Lagarraga Iragoyte, viuda de Andía, nació en 1830 y se casa a los 34 años con Manuel Núñez Estébez (n. en 1829). Su hija Petrona (nacida en Tapalqué en 1863), se casa con Mariano García siendo sus hijos Manuel y Bernardo García Núñez. Bernardo nacido en 1884, se casa con Cecilia Acosta, los abuelos de Mariano y Nacho García Errecaborde.

[ii] Juan Zorrilla de San Martín (1855-1931) escritor, periodista, docente y diplomático uruguayo) contemporáneo de Manuel Núñez Estébez, dueño de “Los Cerrillos” en General Alvear. Tabaré Regules nace el 23 de noviembre de 1880 y fallece el 20 de noviembre de 1962 en Uruguay. Además de su carrera como médico, tuvo un importante rol en el movimiento tradicionalista, que fundara su padre en 1894 desde la Sociedad Criolla. Fue en dicha sociedad, que actualmente tiene el nombre «Sociedad Criolla Elías Regules», que Tabaré cumplió gran parte de su vida labores como director, ocupando la presidencia durante muchos años, terminando como Presidente Honorario.