28 de agosto: Día de la creación del Pueblo Esperanza, hoy General Alvear

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Crónica de los primeros años del pueblo esperanza.

Por Lis Solé

(Adhesión al 165° Aniversario de la creación del Pueblo Esperanza, hoy General Alvear de la provincia de Buenos Aires, creado el 28 de agosto de 1855).

            Pareciera que es más fácil luchar contra enemigos visibles que invisibles. En 2020, tenemos una pandemia de COVID que nos hace desconfiar de todos y hace 165 años, el enemigo aparecía recortado en el horizonte repitiendo el temor a la desgracia e incluso a la muerte. No obstante eso, la vida sigue y los hechos de los primeros años del pueblo Esperanza son un buen ejemplo de valentía y de valor ante la adversidad.

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            Una vez instalado el fortín y a pesar de los peligros, un gran número de familias se asentaron a su alrededor lo que originó que los vecinos solicitaran la creación de un pueblo efectivizado el 28 de agosto de 1855, a sólo año y medio de la instalación del fortín. Ante la evidente población, el Gobernador Pastor Obligado crea el pueblo Esperanza que no puede festejar su nacimiento entre tantos peligros y aislamiento, con indios belicosos en el campo y en estado de alerta constante preparando barreras, fosas y armándose con lo poco que se tenía a mano.

            Los decretos fríos no reflejan la vida de estos pobladores con los problemas cotidianos, criando una prole larguísima, sin comodidades, armando sus ranchos, alimentando animales, trabajando la tierra y encima en medio de los tan temidos malones, algunos pequeños pero otros que arrasaban con todo como sucedió en 1859.

EL MALÓN DEJÓ “LAS CENIZAS DE LOS RANCHOS Y LOS TRONCOS DE LAS PLANTACIONES”.

El 19 de mayo de 1867, en la carta que los vecinos del “Pueblo Esperanza” escriben al Gobernador de la Provincia solicitando la creación del Partido se lee:

“En el año 1859, tuvimos Exmo Sor., que abandonar precipitadamente nuestro pueblo del que tomó posesión por algunos días don Federico Olivenza[1] con las hordas que acaudillaba. Vueltos a nuestros hogares inmediatamente de retirados aquellos, encontramos lo que se encuentra donde permanece algún tiempo plaga tan desoladora: las ruinas o cenizas de nuestros ranchos y los troncos de nuestras plantaciones…”[2].

Tal como cuenta la carta y como resultado de ese malón, el pueblo Esperanza fue totalmente incendiado y Fortín y Pueblo se trasladaron a la estancia “Nueve de Julio” de José Portugués. Esta situación era común en toda la Campaña al sur del río Salado porque cuando aparecía la indiada, los fuertes y pueblos eran destruidos por las mismas condiciones precarias de las construcciones de barro y paja.

HUIR A LAS ESTANCIAS CON LO POCO QUE QUEDABA

En esos casos, los pobladores y sus familias se refugiaban en las estancias, lugares construidos desde mucho tiempo antes y que eran verdaderas fortificaciones como la estancia “Tres Flores” de Jurado en Tapalqué, “El Mangrullo” en Saladillo, “Vallimanca”, y tantas otras.

El pueblo Esperanza se refugiaba en “El 9”, la estancia de don José Portugués que se encontraba siguiendo el camino hacia el noreste del pueblo.  Hacia allí se dirigía el jefe del fortín Juan Agustín Noguera cada vez que la situación apremiaba. El 15 de junio de 1859 aparece el primer expediente situado en “Nueve de Julio” y desde esa fecha hasta agosto de 1859, Noguera alterna su sede entre el Fuerte Esperanza, el Fortín Arévalo o La Parva[3] (actual estancia La Parva de Mathet) y el “Nueve de Julio” (estancia de Portugués).

EL ÉXODO HACIA LA ESTANCIA DE PORTUGUÉS

Las notas escritas por Noguera desde lo de Portugués, se encuentran en el Archivo Histórico de la ciudad de Las Flores y si bien son muchas para transcribir completas en este nota, aportan datos sobre la situación y forma de trabajo dentro de la estancia.

No es fácil imaginar a Juan Agustín Noguera con soldados heridos y los pobladores del Pueblo Esperanza huyendo hasta la estancia “Nueve de Julio”. Desde el Pueblo, salía un camino que iba derecho por el noreste hasta la estancia cruzando campo y el Arroyo de las Flores, llevando lo que quedaba después del malón. A su arribo, el Comandante Noguera escribe cartas explicando la situación o pasando noticias que llegan desde diferentes puntos sobre el acecho o avistaje de indios. Todos los días o día por medio de acuerdo al peligro que se avecinaba, Noguera escribía cartas desde la estancia o los fuertes dirigidas al Juez de Paz de Las Flores, José Venancio Paz, ya que en ese momento esta parte del partido dependía de Las Flores.

LOS AVISOS DE NOGUERA DESDE LA ESTANCIA “EL 9”

A grandes rasgos y muy resumido, se pueden explicar cada una de estas notas. Por ejemplo, el 1°de mayo Noguera avisa que el capitán Pereyra del Fortín Arévalo ha avistado una indiada entre “La cabeza de vaca” y el “Médano del Hacha”, “grupo de indios que creen iban hacia Junín o Rojas”.

En la nota de junio de 1858, avisa que “hay mucho movimiento en el campo” refiriéndose a la presencia de indios por lo que Ignacio Rivas, Comandante de la Frontera Sur, pide que se reúnan a los Guardias Nacionales, hecho que no era fácil ya que había muchos desertores y las malos tratos en los fortines eran conocidas por lo que Noguera reitera el pedido de guardias y caballos[4].

El 14 de julio, Noguera por fin recibe, siempre en la estancia “Nueve de Julio”, “31 caballos patrios y 15 de oreja entera de marcas no conocidas pero todos en mal estado de flacura y estropeado de los lomos, acusando que faltaban 18” que “no han podido llegar de cansados”. Los encargados de la recolección de caballos de marcas aseguraban que no había encontrado más en las chacras y estancias a lo que Noguera asegura tal cometido no se debe haber hecho con exactitud porque “es raro el paisano que no tiene tropilla y en su mayor parte ajena”, desacreditando al criollaje y sacando los animales a la fuerza de ranchos y estancias, situación que lo enfrentó a los estancieros y pobladores.

TODA LA INDIADA ESTÁ AQUÍ…

El 21 de agosto y siempre desde la estancia de Portugués, Noguera, “ya ascendido como Teniente Coronel y Jefe del Regimiento Número 16 de la Guardia Nacional de Caballería de Campo”, no para de solicitar caballos para cubrir el “servicio como es debido” declarando, el 24 de agosto de 1859 que, entre la estancia “Nueve de Julio” y “Las Tres Flores”, “tiene 330 Guardias Nacionales reunidos pero sólo 200 caballos de propiedad particular en buen estado”. El 30 de agosto, el pedido se hace urgente ya que desde el “Fortín Arévalo” y el “Cruz de Guerra” tenían constantemente los “indios a la vista” por lo que deben “redoblar la vigilancia aún a pesar del cansancio para cubrir la ansiedad y el temor de la población” que además debía seguir trabajando armando campos de alfalfa y cultivando el alimentos para sus hijos.

El 30 de julio, Noguera solicita a Manuel Venancio Paz que haga “volar un chasque a la comandancia de los fortines transmitiendo la novedad al coronel don Ignacio Rivas” ya que se creía “que toda la indiada está aquí”. Así que le solicita que deberá entrar en operaciones con la fuerza a su mando debido a que él está “a pie por el estado de flacura de los caballos enviados”.

CON APORTE DE CABALLOS MANSOS DE LOS POBLADORES

Bueno es preguntarse de donde salían semejante cantidad de caballos solicitados por los Comandantes de los distintos fortines: por supuesto de la gente de campo, hacendados y chacareros, que se quedaban hasta sin el caballo para tirar el arado. Hay cartas donde los pobladores muchas veces se niegan a amansar los animales porque eran inmediatamente “reclutados” por el Ejército, siendo su trabajo inmediatamente desperdiciado. Por eso, tal como narra MacCann en su libro en 1847, “las extracciones de caballos se dan con frecuencia en estos últimos años (años 40) y pocos son los propietarios que gastan dinero en hacer domar sus caballadas, por temor a que sus gastos redunden en puro beneficio del Gobierno” (MacCann, 129), situación que no había cambiado 10 años después.

Momentos muy difíciles para unos y otros, de pérdidas de vida y económicas que obligó a muchos a replegarse a lugares más seguros con abandono de casas y chacras. Sin embargo, muchos insistieron, aún sin casa, comida o los preciados caballos con los que se hacía de todo.

El pueblo hizo honor a su nombre y mantuvo la esperanza de tiempos mejores y su esfuerzo permite el presente.

Un 28 de agosto, hace 165 años, se creó el Pueblo de General Alvear. Vale este nuevo aniversario para embanderar un pueblo orgulloso de sus antepasados en un sincero y merecido homenaje a esos primeros pobladores ejemplos de trabajo, perseverancia y resistencia a la adversidad.

Texto, imágenes y datos bibliográficos extraídos del libro: “José Portugués” de Lis Solé.

  • Imágenes que relatan diversos momentos de los primeros años del Pueblo Esperanza, hoy General Alvear. (Éxodo del pueblo Esperanza a la estancia “Nueve de Julio”. Reunión de pobladores. Tropilla. Retrato de José Portugués dueño de la estancia “Nueve de Julio”.

[1]  Documentos para la historia de la Masonería en Azul, provincia de Buenos Aires. Recuperado de  http://logiaestrelladelsud.blogspot.com/2014/07/

[2] LLANTADA DE MÁRQUEZ. Fortín Esperanza, hoy General Alvear. 1969.

[3] 1864. AHPBA- Ministerio de Gobierno. Legajo N° 652 Expediente N° 370. Fortín La Parva. La Comisión de Saladillo pide al Gobierno la población del Fortín La Parva o Fortin Arévalo.

[4] 1856. AHLF. Libro 18. Diciembre 4. Fuerte Esperanza. Juan Agustín Noguera insta al Juez Manuel V. Paz para que según las órdenes recibidas por Manuel de Escalada, realice la mayor actividad posible para la persecución y aprehensión de desertores.