El argentino José Blangino corre con un Rastrojero

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“Hemos tratado de armar algo bien cordobés, que además de argentino sea cordobés”, dice Blangino, en su clásico tono de voz acelerado, claro pero acelerado, y le da un par de palmadas al capó. La carrocería no da lugar a dudas: suaves líneas marcan el diseño del techo y el capó, mientras que se torna agresivo hacia los guardabarros delanteros, planos. De frente, la forma y la distribución de los faros y las luces de giro confirman el supuesto: se trata de un viejo y querido Rastrojero para correr el Dakar2017.

“Compramos un Rastrojero en desuso. A partir de ahí lo fuimos construyendo; hicimos todo en chapa primero, lo agrandamos para que entre la mecánica, y con ello hicimos la matriz para luego trabajar en fibra de vidrio”, describe el cordobés que afrontará su séptimo Dakar consecutivo, para luego recordar, también entre risas, que otra vez eligió el amarillo porque es “el color con el que mejor se ve la publicidad” de la empresa familiar.

Un motor Camaro V8 (de unos 300 CV) impulsará el vehículo 345 de “Pipo”, quien larga con la intención de completar, por tercera vez, el recorrido del rally. A diferencia de los bólidos de los equipos súper profesionales, este tiene un equipamiento “base”. “No tiene aire, bueno, calefacción no le hace falta. No tiene nada, ni ventiladores. Es que el Dakar, para mí, es así, hay que sentirlo”, sentencia, mientras muestra el interior de la cabina. “De todas maneras, los vidrios sí se abren”, bromea antes de iniciar una nueva aventura.

 

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Sobre el Rastrojero:

se hacía en Iame (Industria Aeronáutica Mecánica del Estado), en Córdoba. Fue un utilitario rústico utilizado para el transporte de hasta una tonelada, apto para el desplazamiento sobre tierra, barro y de regular desempeño sobre pavimento. Nació en 1952 y la última unidad se fabricó en 1979.

 

Puesto 47 en la primera etapa

El “Rastrojero cordobés” finalizó 47 en la primera etapa a 8 minutos del puntero Al-Attiyah.