Coleccionismo: Duravit, el juguete eterno e irrompible 

- Publicidad -

Entrega N°4

Fabricados con goma vulcanizada estos coches marcaron una época. Tal es así que es una línea de culto y los coleccionistas pagan mucho dinero por sus productos.

El famoso Trueno Naranja, el auto con el que Carlos Pairetti logró el título de TC, también tuvo su versión Duravit.

- Publicidad -

Los que ya estamos por los sesenta y pico pasamos muchas horas de nuestra infancia jugando con los autos Duravit, que tenían una particularidad: eran irrompibles. 

“El que todavía conservo es un bólido de Juan Manuel Fangio, juguete particular mío, que mis padres o algún familiar me regalo allá por años 60/70. El mismo está en perfectas condiciones y es el único Duravit de mi colección” (Osvaldo Debiasi)

Duravit nació en 1945 de la mano de Ricardo Macchiavello, un militar retirado que se le dio por fabricar juguetes usando la goma como materia prima. Durante mucho tiempo, sólo fabrico autos. En su mayoría eran los modelos que había en la calle, con algunas excepciones.

Macchiavello era uno de los modelistas. Hacía las maquetas en madera, luego en yeso y por último, el molde en aluminio para el proceso de vulcanización de la goma. La época de oro fue en la década de 1960 cuando la fábrica, que estaba ubicada en Lanús Este, tenía cien empleados y llegó a vender 50.000 juguetes al mes.

La Tablita de Martínez de Hoz, la hiperinflación, el Plan Austral, entre otros vaivenes de la economía argentina, casi terminaron con el sueño de Don Ricardo. Pero gracias a sus hijos hoy Duravit sigue creando autos y otro tipo de juguetes con una producción que está segmentada por edades.

En la actualidad, aquellos vehículos fabricados por la empresa de Macchiavello son altamente coleccionables. 

Uno de los más caros es el Trueno Naranja. Esta réplica del vehículo utilizado por Carlos Pairetti para ganar el cetro del Turismo Carretera de 1968 tiene un valor que supera los 990.000 pesos si su estado es impecable.

Claro que también hay otros modelos más baratos de esos TC de fines de los ’60 y de otros modelos de la época con un costo que ronda entre los 40.000 y los 70.000 pesos, aunque en algunos de ellos se notan un uso intenso.

Aunque el plástico ocupó el lugar de la goma en el proceso de fabricación, Duravit sigue siendo sinónimo de un juguete irrompible porque su calidad fue comprobada por los testers más exigentes: nosotros mismos.