Crisis en Pergamino: récord de muertos, la mitad de los vacunados proyectados y un conflicto interno en el hospital

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La ciudad de la Provincia de Buenos Aires está gobernada por un intendente de Cambiemos, pero la vacunación y el único hospital público están bajo gestión provincial. Hay un conflicto entre la dirección y los médicos, y la proyección de vacunados para abril llegó apenas a la mitad del número estimado. Además, el mes pasado se registró el mayor número de muertos desde que comenzó la pandemia.

Pergamino está dividida en dos. Una pequeña anécdota de cobertura para explicarlo: dentro de la municipalidad, a punto de entrevistar al Intendente Javier Martínez (cuyo signo político es Juntos por el Cambio), le preguntamos a un asesor cómo viene la vacunación (que es gestionada por el gobierno provincial de Kicillof). El asesor dice, descontento, que no va como esperaban. Y agrega: “Llevamos apenas 15 mil vacunados solo con la primera dosis, y además hay muy pocos inscriptos para vacunarse y no salen a buscar más. Nos habían prometido tener el doble de ese número vacunado para abril”.

Un rato después, un joven de campera verde nos cruza en la plaza principal y pregunta si somos periodistas. Es artista y movilero en una radio local de signo opositor a la intendencia. Le preguntamos cómo va la vacunación. “Bárbaro”, responde. “Ya vacunamos a 15 mil de los 40 mil inscriptos que hay”, agrega. Su entusiasmo es genuino, y su argumento bien puede ser válido: si solo importara la gente que se inscribe, el número sería alto. Así las cosas, la realidad pareciera al servicio de la identificación política.

Algunas precisiones sobre los números de Pergamino. De 105 mil habitantes, al 30 de abril del 2021 -según datos oficiales- se vacunaron a 16.235 personas con la primera dosis, y a 2.528 con dos dosis. El número de personas inscriptas para vacunarse no figura, sin embargo, en los datos oficiales de la página de la Provincia, pero Infobae accedió a ellos: en Pergamino había hasta el 18 de abril 40.404 inscriptos. Lo cierto es que de nada sirve vacunar solo a los que se bajan la app sino que se debe inmunizar a toda la población.

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Pergamino está en Fase 3, los locales gastronómicos pueden abrir hasta las 23 horas, pero este equipo de periodistas ha constatado que incluso después de las 23 uno puede permanecer en los restaurantes sin ningún tipo de inconveniente o control.

Ya en el despacho del intendente Javier Martínez, se pone foco sobre la realidad de Pergamino.

-¿Cómo fue y es la convivencia política con el gobierno provincial al respecto de la pandemia?

-Hemos trabajado codo a codo con la estructura de salud de la provincia. El municipio si bien no es un efector de salud con camas de internación, sí ha hecho un enorme esfuerzo a través de su SAME. Todo lo que tenga que ver con la primera atención al vecino, desde los llamados, los hisopados o la atención a todos los aislados, lo hemos hecho nosotros con la estructura municipal muy reforzada. Con la provincia ha sido una relación, dentro de la pandemia, buena. Sí nosotros en su momento generamos una queja cuando sentimos que habían politizado el tema de la información sobre la vacuna, que se hacía en locales partidarios.

-¿La provisión de información y la asistencia para la descarga de la app para inscribirse en la vacunación? ¿Eso se hizo en locales partidarios?

-Claro. Pergamino tiene 15 centros de atención primaria en la ciudad, más un vacunatorio, y un centro de salud en cada uno de sus pueblos, en total son 27 centros de atención primaria y un vacunatorio. Y nos pareció que esos médicos de los centros, los asistentes sociales de ahí son los que conocían al vecino y los que podían darle una mejor información sobre el plan de vacunación. Y nosotros formulamos una queja a la provincia sobre por qué se hacía en locales partidarios. Pero a excepción de eso creo que hemos podido trabajar bien.

El conflicto en el Hospital

El otro elemento fundamental de la ciudad en la lucha contra el COVID-19 es el Hospital Interzonal General de Agudos San José de Pergamino. Si bien hay clínicas privadas (la más concurrida y celebrada es la Clínica Pergamino), el único lugar público con capacidad de responder a la crisis es el San José. La institución depende estrictamente del gobierno de Axel Kicillof, es el hospital más grande de la zona (con 170 camas y más de 800 empleados), y se encuentra en pleno conflicto interno.

Algunas de las medidas que se tomaron allí para afrontar la crisis son la instalación del servicio de clínica médica no COVID en el área de pediatría, puesta a disposición de todas las habitaciones de clínica médica (38 camas) para atender a pacientes COVID, ampliación del número de camas de la Terapia Intensiva (tres habitaciones más de dos camas cada una). Todavía tienen capacidad para recibir más casos graves de COVID y con 543 casos positivos activos, no están cerca de la saturación. Aun así, el número que alarma a todos en Pergamino es el de fallecimientos: abril fue el mes más alto desde que empezó la pandemia, cuadruplicando el número de muertos del mes anterior (11 en marzo, más de 40 en abril).

Pero el problema no está siendo el COVID sino una puja interna entre el personal médico y la dirección del Hospital. Al ser provincial, el San José se convirtió en un espacio de resistencia política. Sus directores son nombrados por el gobierno de Kicillof, abiertamente enfrentado a la gestión del intendente Martínez. O quizás se podría decir que la gestión de Martínez está enfrentada a la de Kicillof. Se da allí, aunque con menos reflectores que en el AMBA, la misma dicotomía estéril de las miradas de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos.

Así las cosas, uno de los cinco directores que tiene el Hospital es un ex precandidato a intendente de Pergamino. Se llama José Agudo, es abogado, se lo asocia al viceministro de salud de la Provincia (Nicolás Kreplak), y perdió en la precandidatura a intendente con María Eugenia Ball Lima, quien perdió las elecciones frente a Martínez y es la actual jefa de la ANSES en Pergamino (mismo cargo que ocupó durante la presidencia de Cristina Fernández). Ball Lima además está casada con Lisandro Bormioli, Diputado Nacional por el Frente de Todos (asumió en mayo del 2020 en lugar de Andrés Larroque), y es referente del Movimiento Kolina en Pergamino. Además, fue candidato a intendente en 2011 y 2015.

Los otros directores del Hospital también fueron nombrados por el gobierno provincial, pero muchos en la institución señalan a Agudo como quien está al mando verdaderamente. Según Leandro Leit, médico de planta de la Unidad de Terapia Intensiva, cuando Agudo se presentó dijo ser el “director político del hospital”, y que toda decisión pasaba por él.

Aunque nunca había pasado que un abogado fuera parte del directorio, no es algo fuera de la ley. De hecho, son dos los abogados que forman parte de la dirección: Agudo y Adriana Morresi. Completan la nómina de la dirección la nutricionista Yanina Mayo, la médica Julieta Español, y la médica Bioquímica Sylvia García, que es además Directora Ejecutiva -quien en los papeles está al mando-. Es parte hace años del hospital, entró en 1999 y hasta su nombramiento en octubre del 2020 era la Jefa del Servicio de Laboratorio. A su vez hay otra abogada más que trabaja en el área de counicación. Su nombre es Romina Giamperi y habría sido nombrada como parte del plantel del limpieza.

El enfrentamiento es principalmente con los médicos que forman parte de la Asociación de Profesionales del Hospital, que reúne a casi todos los Jefes de Servicio, y son quienes denuncian destratos y persecuciones. Todo explotó hace un mes cuando la dirección desvinculó al médico gastroenterólogo Eduardo Caldentey. La desvinculación fue, según argumenta el hospital, porque no cumplió con las expectativas. Y aclaran: no fue despedido sino que no se le renovó el contrato, ya que estaba en modalidad interina.

A esto, los médicos responden que si bien pudo haber sido un procedimiento legal, el despido en realidad habría sido a causa de comentarios críticos de Caldentey respecto a derivaciones médicas injustificadas que podrían esconder un desmanejo.

Leandro Leit explica más sobre el conflicto. “Actualmente el Hospital de Pergamino tiene cinco directores: una directora ejecutiva y cuatro directores asociados. Ninguno tiene carrera hospitalaria, salvo la directora ejecutiva que es bioquímica. Pero no tiene experiencia en cuanto a gestión hospitalaria ni a conocer áreas críticas, y su relación con el COVID. Cómo funciona Terapia Intensiva, las unidades pediátricas o de adultos, conocer cómo es clínica médica, cuándo se interna a alguien y cuándo se lo da de alta, conocer las salas de emergencias para ver si se puede internar a alguien ahí o no, o si puede ampliarse el hospital… No tienen experiencia en eso. Entonces tenemos conflictos permanentes. No solo estamos abocados todo el día al COVID y a ver cómo mejoramos los insumos, sino que tenemos que soportar que nos persigan desde la dirección”.

-¿Cómo es la persecución

-Con sanciones. A algunos los han apretado para renunciar. Y estamos cansados de estas maniobras.

-¿Cuál sería la intencionalidad?

-Disciplinar y tener un control absoluto. Necesitamos gente que sepa gestionar en la Dirección, que tenga carrera hospitalaria, que tenga experiencia. No podemos estar peleándonos con el COVID y peleándonos con la Dirección.

-¿Desde la Asociación de Profesionales tienen alguna bandería política que esté detrás de este malestar?

-No tenemos bandería política. Somos todos los profesionales y jefes de servicio que discutimos problemas y nos ponemos de acuerdo. Nosotros no ponemos ni sacamos directores ni tenemos cuadro político. Venimos a trabajar, nada más.

A su lado está José María Ferrari, Jefe de Unidad Coronaria, que agrega: “El motivo por el cual estamos movilizados es porque estamos atravesando una situación de estrés laboral al margen del estrés propio e intenso del contexto pandémico. Es una desgracia que se vino a sumar desde el punto de vista político. No han podido construir autoridad, entonces han caído en el autoritarismo”.

No son los únicos médicos que hablan con Infobae (más de 10 lo hicieron), pero fueron los elegidos en esta ocasión para declarar. La solución que proponen no la dicen abiertamente, pero esperan cambios en la dirección del Hospital y la reincorporación de Caldentey, algo que no parece posible que suceda. De hecho, le mandaron una carta al ministro de salud de la provincia, Daniel Gollán.

Ante estos reclamos, Infobae habló con la dirección del San José (tanto con Agudo como con García), y pudo transmitir todas las inquietudes de los médicos. Ya en el despacho de la doctora Sylvia García, la médica habló con este medio.

-Hay una serie de reclamos por parte de la Asociación de Profesionales del hospital. Dicen que la relación entre los médicos y la dirección del Hospital está quebrada, que en la dirección se instaló una gestión autoritaria y eso complica el trabajo en plena pandemia.

-Bueno, es con un grupo el conflicto. Es un grupo de médicos que no representa al total. Este es un hospital que tiene 170 camas, tenemos arriba de 800 empleados. Y el estilo de la Dirección es totalmente distinto al estilo de las direcciones anteriores. Es una dirección que está muy compenetrada con lo que pasa en el Hospital. Recorremos el hospital dos o tres veces por día, sabemos los diagnósticos de cada uno de los pacientes que tenemos… Y por ahí es un estilo al cual algunos jefes de servicio no estaban acostumbrados. Estaban acostumbrados a direcciones que por ahí eran un poco más light. Y eso causa cierta sensación de intromisión. Pero la realidad es que no hubo una intromisión sino un acompañamiento y una preocupación por lo que el Hospital brinda.

-Hay preocupación por el hecho de que la dirección está conformada por cinco personas que en ningún caso tienen experiencia de gestión hospitalaria, como era habitual en gestiones anteriores. El principal señalado es José Agudo, que es abogado, que fue precandidato a intendente, y hoy es uno de los directores asociados del hospital sin tener ninguna experiencia para serlo según dicen.

-Creo que esos son conceptos obsoletos. Como vos dijiste, eran direcciones de antes esas. Hoy por hoy los cargos de gestión no tienen por qué ser ocupados por profesiones puntuales, en este caso de la salud. De hecho las carreras de gestión preparan al profesional no médico para estar en cualquier lugar, ya sea en actividad metalúrgica, una clínica o un hospital, sin tener idea de medicina. En nuestra dirección hay una médica altamente capacitada para ejercer la dirección. Yo soy Bioquímica. Y todos tenemos un perfil de gestión. Hoy por hoy no necesariamente tiene que ser un médico el que vea la mejor manera de administrar los recursos en el menor tiempo posible. Es decir, facilitar el camino. Me parece que el reclamo es un concepto que está un poco quedado en el tiempo.

-Según nos cuentan, algunos médicos interinos tienen miedo de que los echen como ocurrió con Caldentey, cuya modalidad de trabajo era interina y fue despedido el último mes.

-No fue despedido. Cuando uno toma un cargo interino tiene una fecha de inicio y una fecha de fin. Hoy tuvimos entrevistas con personal que va a entrar el 1 de mayo y sus cargos terminarán el 31 de diciembre. Les dijimos para qué son convocados, lo dice el expediente y todo. Si el 31 de diciembre alguna de esas personas no cumplen con los objetivos, no es que lo vamos a echar, no se va a ir por una continuidad nomás. Igualmente hicimos reuniones con casi todos los interinos que hay en el hospital, son unos 70, y les transmitimos seguridad de que ya están todos los cargos evaluados y no se va a limitar ningún interinato.

Sobre el conflicto en el Hospital, el intendente Javier Martínez tiene una mirada alineada a los médicos. “Notamos una conflictividad importante en el hospital entre la dirección y la estructura médica. Eso está resintiendo parte del servicio. Cuando llegó la nueva gestión (Provincial) manosearon un poco la dirección del hospital. Pusieron dos abogados, una nutricionista, y ahí se genera un choque permanente, a causa de poner a alguien que no conoce la estructura. Me parece que un hospital no es lugar para que la política ocupe espacios sino para gente que se haya especializado. Eso nos está costando bastante caro. Hemos bajado la calidad de atención al vecino justamente por la inserción de la política en lugares donde tiene que haber o gente de carrera o gente técnica”, dijo.

Fuente: infobae