De tornillos y maíces…

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“Si el mundo pide tornillos, nosotros exportaremos tornillos” dijo Martinez de Hoz siendo Ministro de economía de la dictadura. Expresaba con esa frase el sometimiento total y absoluto de nuestro país a los mercados internacionales y la imposibilidad de que nuestro estado pueda diseñar un modelo autónomo e independiente de país que resguarde los derechos humanos más elementales (salud, vivienda, alimentación) y que proteja a la naturaleza de la que formamos parte.
Han pasado muchos años de aquella frase pero nada ha cambiado en el pensamiento de un sector que simplemente cambia la palabra tornillo por la de maíz y que en realidad, podríamos extender al concepto de commodities. Prefieren jugar a la lotería en los mercados internacionales manejados con capitales netamente especulativos que pasan del oro al litio, del litio al petróleo y de allí a los commodities en una especie de juego de mesa que deja afuera al grueso del pueblo argentino.
Lamentablemente, la democracia no ha traído, en este sentido, ninguna solución…al contrario, la apuesta al agronegocio con su carga de agrotóxicos y transgénicos es política de estado, gobierne quien gobierne. Peor aún, junto al agronegocio se ha adoptado un sistema pecuario intensivo e industrial donde pollos, gallinas, cerdos y bovinos viven confinados en pequeños espacios y alimentados exclusivamente de balanceados elaborados con maíz y soja en distintas proporciones según la especie. Si no hay maíz suficiente para alimentarlos, los precios se disparan y se reduce el consumo interno, si el precio del maíz se dispara internacionalmente, los productores prefieren exportarlo y los animales se quedan sin su alimento…los precios vuelan por las nubes nuevamente. Siempre pierde el pueblo.
Es el fracaso rotundo y completo de un sistema agroindustrial y de un Estado a los que jamás les importó alimentar sanamente a la población, cuidar su salud y proteger los bienes comunes de la naturaleza. Todo es pensamiento único, saqueo, plata y especulación…y también, en algunos casos, desesperación de productores chicos y medianos que se ven atrapados por el sistema y asfixiados con sus deudas. La mesa de enlace es parte de ese pensamiento único autoritario, pero el Consejo argentino agroindustrial con quien el gobierno coquetea y pretende hacer acuerdos, también es parte de lo mismo, y finalmente el propio gobierno, como todos los gobiernos anteriores, también es cómplice de promover proyectos del agronegocio y de la ganadería intensiva industrial insustentables que atentan contra el futuro y contra el bienestar general.
No hay salida si no se cambia de modelo, si no vamos hacia un modelo de agroecología de pequeña escala, de productores familiares, de base campesina e indígena, con acceso a la tierra y que abastezca de alimentos sanos y diversos a nuestra población.

Ecos de Saladillo 12/01/21