El Papa condena la violencia machista: “Basta, herir a una mujer es ultrajar a Dios”

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En su primera misa de 2022 Francisco destacó el rol de las madres y recordó que “la Iglesia es mujer”

ROMA.- “Herir a una mujer es ultrajar a Dios”, advirtió hoy el papa Francisco, que en su primera misa del año condenó con fuerza la violencia de género y destacó el rol de las madres. “¡Cuánta violencia hay en contra de las mujeres! ¡Basta!”, clamó, al recordar que Dios creó la humanidad de una mujer y que “la Iglesia es madre y es mujer”.

El Papa habló así durante la misa solemne que presidió en la Basílica de San Pedro por el primer día del año, en una jornada en la que se celebra María Santísima Madre de Dios, así como la 55 Jornada Mundial de la Paz, creada por san Pablo VI en 1968.

Al inspirarse en el Evangelio del día, que evoca cuando los pastores encuentran al niño Jesús en un pesebre junto a sus padres, en su sermón destacó la actitud de María, que jamás perdió el ánimo ni se quejó por verse obligada a dar a luz en ese lugar desolado. “Pensemos en el malestar de la Madre de Dios. ¿Qué hay más duro para una madre que ver su propio hijo sufrir la miseria?”, se preguntó el Pontífice, al hablar del “escándalo del pesebre”, en cuyo contexto María no se rindió, sino que recibió la realidad tal cómo era, custodiando y meditando.

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“Esta mirada inclusiva, que supera las tensiones custodiando y meditando en el corazón, es la mirada de las madres, que en las tensiones no separan, custodian y así crece la vida. Es la mirada de muchas madres que abrazan las situaciones de los hijos. Es una mirada concreta, que no se hace superar por el desánimo, que no se paraliza ante los problemas, pero los coloca en un horizonte más amplio”, explicó. En este marco, aludió a las madres que asisten a un hijo enfermo o en dificultad: “cuánto amor hay en sus ojos, que mientras lloran saben infundir motivos para la esperanza”, comentó. “Esto hacen las madres: saben superar obstáculos y conflictos, saben infundir paz. Así, logran transformar las adversidades en oportunidades de renacimiento y en oportunidades de crecimiento. Lo hacen porque saben custodiar. Las madres saben custodiar, saben mantener juntos los hilos de la vida”, destacó. “Hace falta gente capaz de tejer hilos de comunión, que contrasten los demasiados alambres de púa de las divisiones. Y esto las madres saben hacerlo”, agregó.