
Hola a todos! Bienvenidos una vez más a nuestra columna de coaching integral y deportivo. Hoy, quiero que hablemos de una palabra que está en la boca de todos: éxito.
¿Qué es realmente el éxito? La mayoría de las veces, pensamos en el éxito deportivo como levantar un trofeo, ganar un campeonato o colgarse una medalla de oro. Pero, ¿qué pasa con todo el camino que se recorre para llegar hasta ahí? Y si les digo que el verdadero éxito no siempre se mide en medallas, sino en crecimiento personal, ¿qué opinan al respecto?
Imaginen a un atleta que no ganó la final, pero que en esa competencia superó su propia marca personal. O piensen en un deportista que, después de una lesión grave, logró volver a competir, a pesar de no estar en el podio. El mundo ve el resultado, pero la persona vive el proceso.
Hoy, con la ayuda del coaching integral, vamos a redefinir juntos esta idea.
En el deporte y en la vida, podemos dividir nuestras metas u objetivos en dos tipos principales, al menos son las que uso habitualmente al planificar mis desafíos, tanto deportivos como personales:
1. Metas de Resultado: Estas son las metas que están, en gran parte, fuera de nuestra control. Por ejemplo: «ganar el partido», «ser el goleador del torneo», “hacer un carrera en determinado tiempo” o «conseguir un puesto en el equipo nacional». Son importantes porque nos dan una dirección, pero no dependen enteramente de nosotros. Si solo nos enfocamos en ellas, la frustración puede ser inmensa cuando no se logran, y podemos sentir que todo el esfuerzo no valió la pena.
2. Metas de Proceso: Estas son las metas que sí están 100% bajo nuestro control. Ejemplos sencillos pueden ser: «mejorar la técnica de tiro en cada entrenamiento» «tener una rutina de entrenamiento más consistente», «mantener la calma bajo presión» , “realizar los ascensos de una manera sólida y continua”, “soltarme más en las bajadas”, “mantener la concentración en carreras técnicas” o «hablar más con mis compañeros para mejorar la comunicación»,
El coaching integral se enfoca en estas últimas, en las metas de proceso. ¿Por qué? Porque son las que construyen los cimientos de la excelencia. El éxito, en este caso, no se mide en victorias, sino en la constancia, el esfuerzo y la superación personal diaria. Son las que se enfocan en nuestro verdadero proceso.
Sé que la frase «hay que valorar el proceso» está un poco trillada, pero su valor es inmenso.
Piensen en esto: el resultado es un momento, un destello, pero el proceso es todo lo que somos. Es la disciplina que desarrollamos, la resiliencia que construimos al levantarnos después de una derrota, la fortaleza mental que adquirimos al entrenar en un día de lluvia o la humildad que aprendemos cuando un compañero nos supera. El proceso es lo que nos transforma. La medalla se cuelga en la pared, pero las habilidades y el carácter que forjamos en el camino se quedan con nosotros para siempre.
Con la ayuda del coaching, un deportista no solo se prepara para ganar, sino que también aprende a disfrutar del camino, a aprender de los errores y a valorar el esfuerzo. El verdadero éxito es sentirte orgulloso de la persona que te convertiste a través del deporte, más allá de cualquier resultado.
El deporte, en su esencia, es una gran escuela de vida. Y el mayor de los éxitos no está en la medalla que se gana, sino en la persona en la que te convertís en el camino.
Así que hoy, te invito a redefinir tu propio concepto de éxito. No te enfoques solo en la meta, sino en todo el camino que te lleva a ser la mejor versión de vos mismo/a. Esto no es solo para los deportistas, es para todos. Es empezar a entrenar una nueva manera de mirar (nos). A partir de ahora, cada pequeño paso, cada error del que aprendas y cada día que te superes, es una victoria.
Porque …“Tal vez la victoria más importante no es llegar a la meta, sino el aprendizaje y la sabiduría que se acumulan en el camino.” Este enfoque, nutrido por el coaching integral, nos recuerda que nuestros logros son un reflejo de nuestro crecimiento interno.
Te animo a que empieces a mirar tus victorias no como puntos finales, sino como valiosas escalas en el mapa de tu propia evolución personal.
Por eso, para cerrar, te regalo una pregunta ¿Qué historia de éxito quieres empezar a contarte?» que crees un lindo fin de semana y te regales el tiempo y el espacio para reflexionar sobre cómo miras vos al éxito.
Gracias, siempre, por leerme. Los abrazo.
Ema.
Te dejo mis canales de contacto para que me escribas, sin dudar, en el caso de que sientas la curiosidad o las ganas de empezar a entrenar tu manera de mirar (te) el mundo.
@emack 38
+5492345418981
Y aprovecho para recordarte que ¡te trates bonito!