Los minutos de descuento se terminaban, por ahí quedaba perdido Marchesín en sus intento por la patriada en el área del Rojo y la cámara fue directo al palco en donde Riquelme mira los partidos.
Román, sin ningún acompañante, tomó su termo y se sirvió un mate casi en simultáneo a que el árbitro diera por terminado el partido.
Y claro, los minutos siguientes fueron con la Bombonera arrancando su bronca con el grito de guerra «que se vayan todos» para terminar insultando a la Comisión. Del mismo modo que ocurrió en el partido anterior ante Lanús cuando antes de ir a la definición por penales llegaron los mismos gritos.
Y claro, los minutos siguientes fueron con la Bombonera arrancando su bronca con el grito de guerra «que se vayan todos» para terminar insultando a la Comisión. Del mismo modo que ocurrió en el partido anterior ante Lanús cuando antes de ir a la definición por penales llegaron los mismos gritos.
“Los quiero… los quiero y los quiero mucho y que disfruten y que nada, que no se dejen llenar la cabeza, nada mas. Los quiero mucho”, había sido el monólogo de Juan Román cuando en la semana se lo vio distendido en el Congreso FIFA en Asunción. ¿Y ahora?
