Luego de haber implementado nuevos registros y controles hace menos de un mes, el Gobierno Nacional a cargo de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner decidió cerrar las exportaciones de carne bovina por 30 días.
Automáticamente nos remontamos a una medida similar que tomó el Gobierno de entonces en 2006 (con los mismos actores de hoy). Cerraron las exportaciones de carne por 180 días, y luego terminó siendo por 10 años. En ese período, los precios en el mostrador no sólo no bajaron sino que subieron todos los años, se cerraron 138 frigoríficos en todo el país, 16.000 personas perdieron su trabajo en esta industria, desaparecieron 45.000 productores ganaderos, perdimos 12.000.000 millones de cabezas del rodeo nacional y perdimos todos los mercados de exportación que teníamos en aquel momento y que ganaron nuestros países vecinos. Todos los Argentinos perdimos.
La confianza es algo que se construye a lo largo de años, pero se puede perder en un segundo. Y es lo que acaba de hacer este gobierno (otra vez). ¿Le habrá avisado Alberto Fernández a sus pares de Portugal, España, Francia y Alemania que dejamos de proveerlos y no cumpliremos los contratos de abastecimiento de carne porque él decidió cerrar las exportaciones?
Cuando ya no quede ningún incentivo para producir en nuestro país, los precios van a subir porque no habrá oferta. Esa película ya la vimos pero no se ha aprendido nada. Y todo termina perjudicando a quienes dicen proteger con la mentira de la mesa de los argentinos y el mercado interno, que luego terminan destruyendo. El cortoplacismo no deja aprender del pasado, ni tampoco pensar el presente y el futuro.
Sociedad Rural de Saladillo