“Somos Saladillo” Una respuesta al ausentismo y la grieta política en la Provincia

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El próximo 7 de septiembre, la provincia de Buenos Aires enfrenta un contexto marcado por dos grandes condicionantes: el ausentismo electoral y la grieta política.

La baja participación en las elecciones es una señal de alerta que no debe ser ignorada. La abstención, lejos de ser un fenómeno neutral, debilita nuestras instituciones y amplía la distancia entre la ciudadanía y la política.

En Saladillo, la oferta electoral se ha diversificado con seis listas en esta elección de medio término. Sin embargo, el registro histórico de participación pronostica una concurrencia inferior a las elecciones generales, donde se eligen intendentes y presidente.

La grieta, el segundo condicionante, es consecuencia de la ausencia en políticas de Estado en Argentina. La falta de esos grandes consensos ha generado una montaña rusa en política económica y un péndulo ideológico y discursivo de los modelos de país que se proponen como solución.

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En este marco bonaerenses se encuentran atrapados en un conflicto entre jurisdicciones: la Nación y la Provincia mas importante del país, quedan a una agrieta de distancia, desconectadas para gobernar pero unidas en las mutuas descalificaciones publicas. Por un lado, un kirchnerismo anclado en Cristina, y defendiendo una condena por corrupción; por otro, un gobierno libertario aislado en la macroeconomía y señalando a sus opositores como responsables de todos los problemas.

La combinación de ausentismo electoral y la grieta como estrategia de campaña es en definitiva una expresión del vacío de contenido y pobreza en las definiciones de prioridades de gobierno. Promoviendo una conversación publica tóxica que simplifica el debate y subestima la capacidad de reflexión de los votantes.

La polarización en si invita a convalidar tanto al kirchnerismo como a La Libertad Avanza (LLA) como extremos desconectados e irreconciliables, ahogando la posibilidad de una alternativa racional y genuina. Por es imprescindible una opción que no se base en fanatismos ni revanchismos, que pueda reclamar a Cristina que devuelva lo robado y a Milei que escuche los pedidos de los municipios.

En este contexto, el radicalismo de Saladillo y la gestión de José Luis Salomón se presentan como un modelo racional, equilibrado y con claridad en las prioridades públicas. Siempre reconociendo todo lo que hay por mejorar y nunca evadiendo las responsabilidades de gobierno.

Por ello, la opción «Somos Saladillo» se forma como una alternativa que defiende el papel de los municipios como un estado confiable. Rompiendo con un debate simplista que intenta resumir todo a propuestas extremas de un estado omnipresente o un estado corrupto.

Nuestra gestión municipal se sostiene en dos pilares hermanados y fundamentales: la calidad institucional y la sensibilidad social. La calidad se manifiesta a través del respeto institucional, el diálogo político con todos los actores y la búsqueda de consensos. Con un intendente que no descalifica al que piensa distinto y promueve la convivencia en las diferencias como clave para construir credibilidad.

La sensibilidad social va más allá de la cercanía; se trata de construir confianza con los vecinos  a través de una escucha activa y una calidez en las respuestas, incluso en situaciones insatisfactorias. Una “confianza” que representa una reserva democrática, una expectativa saludable considerando al municipio como motor para el cambio de realidades. Siempre teniendo como propósito moral humanizar cada tramite, expediente u acción pública.

Sin estos dos principios rectores, es imposible abordar las necesidades de una comunidad activa, pujante y demandante como Saladillo.

En resumen, así como no existen acciones públicas con sensibilidad social sin respeto institucional, tampoco es posible la calidad institucional sin empatía social. Tener claras estas prioridades de gestión es, desde mi perspectiva, la propuesta más sólida que se le puede ofrecer a un electorado desinteresado.

*Juani Domínguez – UCR Saladillo*