El xeneize ganó y quedó a un paso de consagrarse campeón

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Le alcanzará un punto el miércoles en La Plata ante Gimnasia para ser bicampeón. Boca va camino a la gloria como quien se saca un peso de encima. Con más sentido de la responsabilidad y del deber que disfrute. Porque no le falta voluntad para luchar contra sus propias carencias. Los dos goles de Ábila fueron en el cuarto de hora final, para reforzar la estadística que lo muestra como el equipo con más tantos (14) en esos quince minutos finales. Es el cuarto de hora de Boca.
Sin Tevez como líder futbolístico, con Maroni y Junior Benítez en la cancha, dos individualidades poco utilizadas en el torneo, Boca se desahogó con un triunfo por la Superliga mientras contiene la respiración en la Copa Libertadores.
Sin capacidad para crear situaciones de gol y con un rival casi sin errores en defensa, Boca fue la nada misma en el primer tiempo. Lo poco que habrá entregado el equipo que la mayor ovación se la llevó Agustín Rossi, uno de los más resistidos y sospechados. Se acababa la primera etapa y el arquero le tapó un remate a corta distancia de Fragapane, que se encontró con una pelota que no Fabra no supo sacar tras un centro. La única oportunidad para el puntero había sido un remate de media distancia de Pavón que llegó a arañar Nereo Fernández antes de que diera en el travesaño. El delantero más punzante que tiene Boca en la actualidad se había apoyado en el trabajo de pivote que le hizo Ábila de espaldas al arco.

Posesión sin sorpresa ni ideas. Así se le escurrieron los primeros 45 minutos a Boca. Tiene un déficit evidente en la generación del juego. Pablo Pérez quiso hacerse cargo, pero pronto se nubló; «Bebelo» Reynoso, liviano, erraba pases y perdía demasiadas pelotas. Tevez, en tres cuartos de cancha, la ubicación que más lo satisface, era uno más en la intrascendencia.

Unión, que está ante la posibilidad concreta de clasificarse por primera vez en la historia a una copa continental (Sudamericana), no pasaba apuros. Muy firme con el zaguero colombiano Gómez Andrade, el resto cubría bien los espacios y no se intimidaba por el ambiente. Le faltaba armar contraataques para alimentar a sus dos delanteros, Gamba y Soldano.

Con Pavón sobre la derecha, Boca arrancó más decidido en el segundo tiempo, como si se hubiera despertado. Ábila, que se la había pasado de espaldas y lejos del arco, se perdió el gol a los dos minutos tras un desborde de Pavón, que pasó a ser una pesadilla para Balbi. Unión se metía cada vez más atrás y la pelota le volvía cada vez más rápido.

Barros Scheloto hizo para la última media hora un cambio con una fuerte carga simbólica: salió Tevez e ingresó Maroni, el juvenil que tras una buena aparición llevaba largo tiempo relegado.

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«Movete Boca, movete..», bramaron las tribunas a los 26 minutos del segundo tiempo y el equipo acusó recibo. Pérez había fallado mucho, pero hizo un gran cambio de frente para que Pavón filtrara la asistencia para el primer gol de Ábila, que con la confianza recargada metió el segundo tras dejar en el camino a un zaguero y al arquero tirado. Se lució. Quince minutos de alivio y felicidad. Dese hace tiempo se sabe que Boca va a salir campeón. Ya le puede ir poniendo día y hora.