Mató a su hijo de un tiro porque le hacía “vivir un infierno” al resto de la familia

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LA PLATA –

Fue una decisión límite, criminal, asumida al borde de la desesperación. Mario Zermoglio (74) mató a su hijo Fernando (44) de un escopetazo en la noche cálida y serena de domingo. Según confesó en la Justicia, estaba agobiado y cansado de soportar las consecuencias de la adicción a las drogas, reiterados episodios de violencia y los frecuentes episodios delictivos en que se involucraba la víctima. Lo resumió así en la indagatoria: «Nos hacía vivir un infierno a mí y al resto de la familia«.

Dos disparos retumbaron en el silencio del alejado barrio La Hermosura, en la zona limítrofe entre Berisso y La Plata. Eran las 21.30 y Fernando ingresaba en su Chevrolet Corsa al complejo habitacional donde viven sus padres y su hermano.

Los vecinos avisaron a la Policía y cuando llegó el patrullero encontraron a Zermoglio tendido al costado del vehículo, con signos de un impacto en el hombro. Estaba muerto, confirmaron los médicos del servicio de emergencia.

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Por la conmoción el lugar se llenó de vecinos. Uno de los que se acercó fue Mario Zermoglio, quien a los policías les dio algunas pistas del posible móvil del crimen. “Estaba metido en muchos líos. Seguro que fue un ajuste de cuentas”, sugirió.

Los primeros pasos de la investigación se orientaron hacia esa línea. Era cierto que Zermoglio hijo tenía dificultades con la ley. Cotejaron varias casos por robos y más de 20 denuncias por violencia de género con diferentes parejas.

Pero una prueba clave provocó un volantazo en la causa. Un video registrado por la cámara de seguridad de una de las propiedades de La Hermosura captó a un hombre con características físicas muy similares a Mario Zermoglio en el momento en que se acerca al auto y cuando abren el portón del predio dispara con una escopeta.

De inmediato se dispuso un allanamiento en la vivienda del sospechoso, en ruta 11 entre 84 y 85 (que forma parte del complejo de casas) y está a menos de 300 metros del sitio del asesinato.

En el fondo de la construcción, debajo de una parrilla, los instructores encontraron una escopeta calibre 16 de un solo caño marca Brenta, cartuchos sin usar y otros elementos que sirvieron de prueba.

Aunque sin ordenar la detención del sospechoso, Corfield lo citó para una declaración indagatoria. Y en ese acto jurídico en la fiscalía a cargo de María Cecilia Corfield, Zermoglio padre confesó: “Mi hijo se droga desde los 15 años. Nunca pudo dejar la adicción. Hizo todo tipo de desastres, nos robaba, nos amenazaba y una vez nos quiso apuñalar. Nos hacía vivir un infierno”, describió el imputado.

En su relato –consideran las fuentes judiciales- estaría el motivo del homicidio. Zermoglio es jubilado, su esposa está casi inmovilizada por una enfermedad y viven con un hijo esquizofrénico. El hombre se encarga de asistir y mantener a esos familiares. Y quiso ayudar a su otro hijo. Pero todos los intentos fracasaron.

Hace menos de un año, le compró un auto para que se dedicara al trabajo de remisero. A los pocos meses, el vehículo apareció incendiado en la zona de Punta Lara. También contó que les robaba los celulares a los familiares para venderlos y conseguir drogas.

Hace tres años, Zermoglio, su esposa y el hijo psiquiátrico se habían mudado a La Hermosura –un predio semi privado a 20 minutos del centro de La Plata- para alejarse de Fernando, quien quedó en la vivienda de 73 y 120, en la zona conocida como Barrio Jardín. Pero la mudanza no logró desatar el vínculo. Al parecer, el hombre que murió el último domingo tenía ropas y ocupaba esporádicamente una cama en la casa de Mario.

El filicida ahora está imputado por «homicidio agravado por el vínculo y por el uso de armas«. La fiscal Corfield entiende que no existen riesgos de fuga y por eso decidió que Mario Zermoglio pueda seguir procesado pero en libertad. Además, según argumentó, es el único familiar directo a cargo de su esposa discapacitada y su hijo paciente de una enfermedad crónica.