El Carnaval y sus Reinas

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La reciente decisión de la Subsecretaría de Cultura, Educación y DD.HH de la Municipalidad de Saladillo, de no realizar la elección de la Reina del Carnaval (2), parecería tocar la esencia misma de las fiestas carnestolendas.

 

A partir de la investigación citada y recurriendo a las fuentes de nuestra hemeroteca, nos preguntamos si la elección de la Reina es inescindible de las fiestas del carnaval y qué modificaciones ha sufrido esta celebración a lo largo del tiempo.

 

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Con su presencia desde los inicios mismos del pueblo (3), la “Fiesta de Momo” es indiscutiblemente tradicional. Pero las formas de su festejo han variado en muy diversos aspectos.

 

En sus orígenes se trató de una fiesta de carácter pagano, en el que se daba rienda suelta a la diversión, antes de entrar en los contritos días de la Cuaresma. Esto se ha perdido definitivamente y en la actualidad el Carnaval es simplemente una fiesta de alegría popular.

 

El modo mismo de celebrarlo ha cambiado. En el siglo XIX predominaban los juegos de destreza, como subir al palo enjabonado o las carreras de embolsados. Luego vinieron las serpentinas, el papel picado y los pomos de agua, todos los cuales fueron desplazados por los tarros de espuma.

 

Las bromas de las mascaritas y el esfuerzo por reconocerlas eran de lo más atractivo del ritual.

 

Las instituciones y las promociones de los colegios se esforzaban por obtener los premios otorgados a los mejores carruajes, carrozas y comparsas.

 

En la actualidad, predominan los desfiles de comparsas y murgas.

 

Otro de los cambios importantes es el del escenario de su realización. En sus comienzos se lo organizaba alrededor de la plaza, previo regado de las calles para asentar la tierra. A lo largo del siglo XX  se lo emplazó siempre en las avenidas céntricas, tratando de alternar cada año entre Rivadavia, Belgrano o Moreno. Una particularidad de aquellos años era el ingreso del público con sus vehículos al recorrido del corso.

 

Al llegar el nuevo milenio se adoptó la avenida Mariano Acosta, a modo de corsódromo, adquiriendo el carnaval características de espectáculo, más que de fiesta participativa como lo era antaño.

 

Los encargados de la organización también han ido cambiando con los años. Antiguamente, los jóvenes eran los más interesados en su realización, para romper en algo la monotonía del pueblo. También los comerciantes tenían interés en organizarlos, principalmente aquellos que se beneficiaban cuando el corso pasaba frente a sus negocios.

 

Luego se formaron comisiones populares, tratando de lograr que fuera una fiesta de todos. Hubo épocas en las que la organización estaba exclusivamente en manos de la Municipalidad, hasta que en los últimos años se conformó una Comisión de entidades de bien público que se ocupó de esa tarea.

 

Otro aspecto a considerar es el de prácticas como las del juego con agua en los días de carnaval. Barrios enteros salían con baldes, ollas o cualquier recipiente, a mojarse con sus vecinos a la hora de la siesta. Luego llegaron los globitos y bandas de chicos salían a perseguir a las chicas del pueblo.

 

También tenían relevancia los “Bailes de Carnaval”. En los primeros años, eran exclusivos para una elite “caracterizada” y se realizaban en el hall de la Municipalidad. A medida que la fiesta se popularizó se comenzaron a realizar en los clubes. Los de Colegiales, Huracán y Urso llegaron a ser masivos, pero también cobraron importancia los de las zonas rurales, para los cuales partían colectivos repletos desde la plaza principal.

 

Estos bailes llegaron a tener más importancia que el corso mismo y fue a comienzos de la década del ’60, que en cada club, y como un atractivo más para convocar público, se organizaron concursos de belleza entre las jóvenes de Saladillo. Cada año se coronaban entonces a Miss Huracán, Miss Colegiales, etc. No se tardó en realizar un concurso entre estas mises, de las cuales surgió la Reina del Carnaval de Saladillo. Al concurso se sumaron representantes de las instituciones y promociones que participaban con carrozas y comparsas en el corso. Bomberos, por ejemplo, cada año elegía a la Reina del Fuego, la que luego competía por el trono del Carnaval.

 

Los concursos de belleza no eran una novedad en sí mismos. Ya en 1932, por ejemplo, el semanario “Plus Ultra” organizó un concurso para elegir a la señorita “Miss Saladillo”, del que resultó ganadora Nélida Martínez (4). Concursos de este tipo fueron frecuentes en los periódicos locales y representan una costumbre de la época.

 

En 1963, Silvia Soria fue coronada “Reina del Centenario de Saladillo” (5) y también por aquellos años se institucionalizó la “Fiesta de la Primavera”, en la avenida Belgrano, con la elección de su correspondiente reina (6).

 

En 1970, Alicia Baigorri, Reina del Carnaval de Saladillo, fue coronada primera Reina Provincial en la vecina ciudad de 25 de Mayo. Igual título obtuvieron por Saladillo, Virginia Policani (1978), Adriana Pugel (1999), Paola Urús (2007) y Guadalupe Serres (2012).

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Alicia Baigorri – 1º Reina Provincial (1970)

Alicia Baigorri en el desfile de la elección de la Reina Provincial en 25 de Mayo (1970).

Fotografía: “Aquí Saladillo” – 21/02/1970

 

Como vemos, la tradicional fiesta del Carnaval, ha cambiado en sus formas en el transcurso del tiempo, de acuerdo a los gustos, costumbres y valores de cada época. La elección de la Reina se incorporó con consideraciones sobre la mujer y la belleza, propios de esos tiempos, recién en la segunda mitad del siglo XX.

 

Nuevos valores sobre los derechos de la mujer, la necesidad de desterrar todas las formas de violencia que hacia ella se ejercen, entre ellas las de la “violencia simbólica”, dan sustento a esta decisión de modificar una vez más nuestras formas de celebración del carnaval.

 

La reivindicación de derechos es un paso cualitativo de nuestra sociedad del siglo XXI, que necesariamente se verá reflejado en nuestra mayor fiesta popular.

Fuente: Página Web

Historias Saladillo