«Se le llama “ENTRENADOR”…
Es un trabajo difícil y no hay un camino claro para tener éxito. No se puede copiar a otro que triunfa, pues parece existir un sutil secreto de personalidad que hace que una persona sea un líder y triunfar, sin que nadie sepa realmente en que consiste.
Los que han tenido éxito y los que no lo han logrado representan a todas las clases, jóvenes y viejos, expertos e inexpertos, orgullosos y profanos. Muchos son constantes, unos más que otros, pero sólo la dedicación no es suficiente.
Todos quieren ganar, y en algunos casos con mayor intensidad, deseo que resulte insuficiente la mayoría de las veces. Incluso el ganar a menudo no es suficiente.
Los que pierden casi siempre son despedidos, pero también los que ganan. El entrenador está siempre al descubierto y es juzgado casi diariamente durante seis, siete u ocho meses al año por personas que generalmente no están cualificadas para ello.
Cada victoria y cada derrota se registran constantemente en diarios y emisoras, y periódicamente hacen balance. El entrenador no tiene donde esconderse.
No puede limitarse a que el trabajo continúe durante algún tiempo. No puede satisfacer a todos y rara vez su trabajo es bien visto por una mayoría.
Generalmente tiene la obligación de ganar en la siguiente oportunidad.
Preparan victorias, pero sufren derrotas, se les critica desde dentro y desde fuera, descuidan a sus familias, viajan sin cesar, y están solos ante el público, aunque estén acompañados.
Su profesión puede que sea la peor, irracionalmente exigente, insegura y llena de constantes presiones. ¿Por qué lo soportan? ¿Por qué lo hacen?
Habiéndoles vistos aclamados como genios en ostentosas conferencias de prensa y habiéndoles vistos expulsados con frases como “LOCO” e “INCOMPETENTE” me he preguntado acerca de ellos.
Habiéndoles visto triunfantes en la victoria y decaídos en la derrota, he simpatizado con ellos.
Habiéndoles visto a algunos rotos por el trabajo y a otros morir por él, uno se conmueve para admirarles y para tener la esperanza que un día el mundo aprenda a comprenderles…(BILL LIBBY)
Del muro de Maximiliano Schnidrig