Un acto de humildad para el pueblo, Evita capitana de un amor interminable.

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En sus palabras expresaba nada menos que el acto de humildad más grande que puede tener un militante, Evita –como le gustaba que la llamaran- renunciaba a la propuesta que su pueblo, los trabajadores le habían hecho, ser candidata por la vicepresidencia de la nación en la formula Perón-Perón.

La multitud no aceptaba un no como respuesta, su pueblo la quería ocupando un lugar preponderante en la política del país, pero para ella el honor mas grande era el amor de su pueblo, sus descamisados, los humildes de la patria.

“Compañeros: les digo a todos que yo tenía tomada otra posición pero haré al final lo que el pueblo diga. ¿Ustedes creen que si el puesto de vicepresidente fuera una carga y yo hubiera sido una solución no hubiera contestado que sí? Es que estando al lado del general Perón en el gobierno, el puesto de vicepresidente no es más que un honor y yo aspiro nada más que al honor del cariño de los humildes de mi patria.”

Desde el Frente para la Victoria la recordamos con mucho cariño, como la mujer fuerte y llena de valor que supo ser. Una mujer que pudiéndose codear con los sectores oligárquicos prefirió luchar del lado de los más humildes, como una mas, renunciando a los honores pero no a la lucha ni al trabajo.

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