El ingeniero saladillense Santiago Zabala apostó por los porcinos y decidió irse a Estados Unidos

Santiago Zabala se fue este año a trabajar en una empresa de porcinos que producen 200.000 capones al año (Foto: Clarin.com)
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El ingeniero saladillense apostó por los porcinos y decidió irse a Estados Unidos para seguir formándose como profesional

Santiago Zabala, de 32 años, comenzó a trabajar en una granja de cerdos en Fairmont, en el Estado de Minnesota. Diferencias y similitudes de las producciones en ambos países.

El ingeniero agrónomo Santiago Zabala siempre tuvo el deseo y las ganas de poder trabajar fuera de la Argentina. Principalmente para sumar experiencia en lo laboral y profundizar sus estudios de inglés. Y este año se le dio lo que tanto añoró.

Santiago, con 32 años y oriundo de la localidad bonaerense de Saladillo, consiguió un empleo en un establecimiento porcino-agrícola en Estados Unidos y desde junio que está instalado en Fairmont, en una pequeña localidad del Estado de Minnesota.

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Su pasión por el campo comenzó desde chico cuando se dirigía al establecimiento familiar. Según contó, le encantaba ayudar a su padre, Jorge, con las tareas los fines de semana.

“Me fascinaba la naturaleza y los animales. Aprendí mucho con él”, dijo Santiago en diálogo con Clarín Rural. Así fue que se decidió estudiar ingeniería agronómica en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) recibiéndose en 2013.

A partir de allí comenzó a introducirse en la actividad porcina luego de que se le abriera la posibilidad de trabajar en el criadero de cerdos Pacuca, situado en Roque Pérez, muy cerca de su ciudad natal. “No tenía planificado trabajar en el sector porcino pero se dio y aproveché la oportunidad”, confesó Santiago.

Primero, comenzó a trabajar en la producción del criadero de la empresa pero al segundo año le ofrecieron pasar a la planta de alimentos como jefe de Calidad y Desarrollo. Según comentó, aprendió mucho ya que la empresa tiene cuatro plantas relacionada a esta temática.

A pesar de que no esperaba trabajar en este sector, estuvo 7 años en la empresa hasta que se marchó este año a Estados Unidos. Luego de buscar intensamente trabajo de forma online y “llenar papeles”, llegó a su gran objetivo. En marzo renunció a su trabajo en Argentina y se fue a probar suerte al país norteamericano.

Así, en junio comenzó a trabajar en la empresa “LB Pork”, de la familia Becker, situada en Fairmont, una localidad de más de 10.000 habitantes a 160 kilómetros de Saint Paul, la capital del Estado de Minnesota. En total, en el establecimiento producen 200.000 capones al año y siembran 2.000 hectáreas agrícolas.

“Siempre tuve ganas de hacer una experiencia en el exterior. El año pasado, cuando viajé a Estados Unidos por cuestiones laborales, conocí a un chico argentino que estaba haciendo un doctorado en Kansas que me asesoró y a partir de ahí comenzaron mis ganas por venirme”, recordó.

“En Argentina copiamos mucho lo que hacen los norteamericanos. Hay muchas universidades y docentes de alto prestigio que le copiamos sus ideas”, agregó haciendo referencia a que es una «oportunidad única» para seguir formándose como profesional.

Camión para el transporte de los cerdos entre granjas.
Camión para el transporte de los cerdos entre granjas.

También precisó que esta aventura lo ayuda a mejorar el idioma ya que para él la mejor forma de aprender inglés es viajando.

El manejo de la familia Becker se basa en un sistema integrado. Cuenta con el Sitio 1 (crianza de lechones) y alquilan galpones a otros productores para llevar el lechón destetado y poder realizar la terminación del animal. 

”En Estados Unidos es muy común este tipo de manejo y en Argentina hay muchas empresas que lo están empezando a incorporar”, explicó.

En estos momentos, la función de Santiago es controlar y manejar la producción del lechón destetado hasta que son comercializados. También el ingeniero argentino ayudó en la cosecha de maíz, que acaba de terminar por aquellos lados. “Estoy muy contento porque estoy aprendiendo y cumpliendo con mis expectativas”, agregó.

Una vez que se aplica el efluente, pasan un disco para dar vuelta la tierra e incorporarlo al suelo.
Una vez que se aplica el efluente, pasan un disco para dar vuelta la tierra e incorporarlo al suelo.

Entre las diferencias que analiza entre la producción porcina de Estados Unidos y de Argentina, remarcó que la gran diferencia es la cantidad de madres que existe. En el país norteamericano hay aproximadamente 6 millones versus las 350 mil que hay en el mercado argentino. “La industria está totalmente desarrollada. Cualquier productor pequeño aquí es un empresario. No se improvisa sino que cada uno tiene su galpón tecnificado”, describió.

En este línea, destacó que el consumo per cápita de cerdo es mucho mayor que el de vaca porque el valor es más accesible. En este sentido, trajo a colación que hay una organización denominada Pork Checkoff (al estilo del IPCVA en Argentina) en la cual el productor paga un impuesto de 0,40 dólares por cerdo vendido y el dinero recaudado es para difundir la información sobre el consumo de cerdo e investigación y desarrollo de la actividad.

Equipo para incorporar los efluentes porcinos en los lotes agrícolas.
Equipo para incorporar los efluentes porcinos en los lotes agrícolas.

Ahora bien, un aspecto que destacó de la Argentina es el estatus sanitario que está por encima del de Estados Unidos. “Hay muchas enfermedades que en Argentina no están”, dijo revalorizando el trabajo realizado de bioseguridad a nivel local.

Continuando con las disimilitudes entre ambos países, comentó que en casi todo Estados Unidos se vende a peso fijo, cerca de 130 kilos promedio por animal, contra los 115 kilos promedio que se comercializa en Argentina.  «El farmer tiene mayor infraestructura a disposición para alcanzar ese kilaje», explicó.

Otro aspecto importante que pudo observar en estos meses que lleva trabajando en la granja porcina es que los efluentes porcinos no se desperdician y se utilizan como biofertilizante.

“Se incorpora en los lotes y a su vez pasan un disco para dar vuelta la tierra e incorporarlo al suelo. Aquí no se ve la siembra directa”, dijo agregando que lo hacen una vez que se termina la cosecha y previo a que comience a nevar por estos días. “Se hace solamente un cultivo por año. Es maíz o soja”, apuntó.

Mirando los planes a futuro, Santiago quiere disfrutar esta experiencia de estar un año y medio en Estados Unidos y luego analizar si se le abre alguna oportunidad de estudiar allá o volverse a la Argentina.

”Me costó mucho la decisión de venir. Estaba muy cómodo en donde estaba pero no podía desperdiciar la oportunidad. Más allá que estoy lejos de la familia y amigos, la experiencia vale la pena”, consideró.

Por: https://www.clarin.com/autor/esteban-fuentes.html

Fuente y fotos por Clarin.com