Está bien ver el árbol. Lo insólito es no haber visto el bosque

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Confieso sentirme emocionado al ver a los Concejales Macristas defendiendo los derechos de los trabajadores. Debe ser la falta de costumbre. 
Me resulta novedoso verlos presentar un proyecto que reclama grandilocuentemente «la aplicación de la paritaria docente» después de verlos callar tanto tiempo por cuestiones tanto peores. 
Pero vayamos por partes. 
En primer lugar:
Cuál es el derecho vulnerado por el que mis colegas muestran tanta preocupación? Trataré de ser simple: Es por la postergación de un mes en el pago de una pequeña parte del aumento a los docentes bonaerenses. Se trata de un remanente relativo al retroactivo del mes de diciembre que, en vez de pagarse en febrero, se pagará en marzo. Y por qué se generó ese retroactivo? Porque el INDEC publica los índices de inflación unos 15 días después de terminado el mes. Como siempre sucedió. 
Ahora bien, el motivo del aumento (que los docentes están percibiendo normalmente, salvo este pequeño remanente que se va a pagar con retraso) se debe a que se disparó la «cláusula gatillo» fijada en la negociación salarial del año pasado. 
De qué se trata la famosa «cláusula gatillo»? De una condición que establecía que si, en algún momento la inflación superaba el aumento otorgado a los docentes, el Estado debía debía pagar la diferencia. Y quienes defendieron la implementación de esa cláusula? Los tan demonizados sindicatos. Y para qué lo hicieron? Para defender el bolsillo de los docentes. Y por qué se disparó esta cláusula? Porque pasó el macrismo. A qué me refiero con esto? A que la inflación del 2019 fue la más alta de los últimos 30 años (a pesar que el ex presidente había dicho que «la inflación lo único que demuestra es tu incapacidad para gobernar»). 
En consecuencia, al ser la inflación muy superior al aumento de los salarios (como le tocó sufrir al 99 por ciento de los trabajadores) el Estado debe recomponer esa diferencia conforme lo indica la mentada cláusula (la cual, dicho sea de paso, la ex gobernadora más de una vez se negó a aplicar, hasta que Justicia la obligó a hacerlo).  
En segundo lugar:
Debo confesar que, a pesar de todo lo explicado, coincido con el bloque cambiemita en la cuestión de fondo. Nobleza obliga. Como buen peronista, entiendo que siempre, en cualquier tiempo y en cualquier contexto, la prioridad la deben tener los trabajadores. Y, además, si hay un derecho que merece ser priorizado, es el derecho a la educación. 
El asunto es que no he escuchado al bloque Macrista en todo este tiempo defender estas cuestiones. Más bien todo lo contrario. 
Me hubiese encantado que hubieran mostrado esta misma preocupación ante situaciones mucho peores, como por ejemplo:
– Cuando el ex presidente dejó sin efecto la Ley de Paritaria Nacional Docente, con la que el Estado nacional fijaba un piso de aumento para toda las provincias.
– Cuando se desmanteló el programa Conectar Igualdad y hace unos días se encontraron más de 100 mil netbooks y libros pudriéndose por no haber sido entregados.
– Cuando el presupuesto educativo pasó de representar el 6,1, al 4,8 por ciento del Producto Bruto Interno, y cuando además ese mismo PBI cayó más del 5 por ciento. 
– Cuando Macri redujo un 40 por ciento la inversión en Ciencia y Tecnología.  
– Cuando el último presupuesto macrista establecía una reducción del 75 por ciento en infraestructura educativa. 
– Cuando como consecuencia de esa falta de inversión en infraestructura, Sandra y Rubén nunca más volvieron a sus casas producto de una explosión provocada por una pérdida de gas en la escuela 49 de Moreno. 
– O cuando Cristina y Jorgelina, que estaban a punto de jubilarse, fallecieron cuando volvían de una movilización para reclamar el cobro de sus salarios en Chubut. 
– Cuando Macri se fue del gobierno sin haber levantado siquiera el 16 por ciento de los 3 mil jardines de Infantes que prometió construir en campaña. 
– O cuando en sólo dos años la educación técnica vio reducido su presupuesto a la tercera parte. 
– Cuando la ex gobernadora criticó la construcción de Universidades Públicas asegurando que «nadie que nace en la pobreza llega a la Universidad», mostrando un desprecio de clase y una visión elitista pocas veces visto. 
– O cuando el ex presidente desnudó su visión sobre la educación pública cuando se refirió a quienes tienen la mala suerte de «CAER» en ella. 
En suma, me habría hecho muy feliz que estos mismos Concejales hubiesen puesto el grito en el cielo por alguna de las razones citadas. Sobre todo, porque en los 4 últimos años los fondos destinados a la educación se pulverizaron debido, fundamentalmente, a 2 grandes motivos: 
1) A la decisión política de ajustar el gasto público en todas su vertientes, incluida la educación (cuando para nosotros la educación no es un gasto, si no una inversión). 
2) A la caída estrepitosa de la actividad económica como consecuencia del descalabro  generado por el peor equipo de los últimos 50 años. 

Carlos Pérez Cavalli 

Concejal Frente de Todos