La increíble historia de un tenista que lleva 26 años sin ganar un partido

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Resulta difícil de creer que una persona de su edad, apenas ha ganado más de 10.000 dólares en premios en toda su carrera y no ganó ninguno de los 250 partidos que ha disputado.

A veces el tenis nos deja historias como la de Enrico Becuzzi. Este italiano de 43 años vive una parte del tenis que se aleja totalmente de lo que conocemos. El ‘giramondo’, o ‘trotamundos’, tal y como se le conoce por el circuito, es todo un amante de este deporte que a pesar de apenas disponer ingresos, no duda en invertir cada céntimo que gana en viajar por cualquier rincón del mundo con su raqueta intentando lograr algo que ha perseguido toda su carrera: ganar un partido. Y es que en 25 años que lleva disputando torneos, Becuzzi jamás pudo lograr la victoria en ningún encuentro.

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“Amo el tenis. Me encanta jugar. Mi sueño se basa en dar el máximo de mis posibilidades y tratar de hacerlo mejor cada día”, comenta Enrico. Resulta difícil de creer que una persona de su edad, que apenas ha ganado más de 10.000 dólares en premios en toda su carrera (mucho menos de lo que gastó) y que no ganó ninguno de los 250 partidos que ha disputado se implique tanto como lo hace Becuzzi y es que el italiano entrena prácticamente cada día para mantenerse en forma y dedica horas de su tiempo antes de cada torneo para analizar los cuadros y ver dónde poder participar para coger su petate y marcharse hacia allí.

Enrico se enamoró del tenis con 9 años, cuando su papá le regaló una raqueta de madera y al igual que Novak Djokovic, aprendió a jugar solo, golpeando la pelota contra una pared cerca de su casa. Desde su sofá, siendo pequeño, veía los partidos de Lendl, McEnroe, Wilander o Connors y soñaba un día en ser como ellos y poder disputar torneos oficiales. Su talento para el tenis está lejos del que le pueda llevar a ganarse la vida con ello pero Becuzzi no desiste en su empeño de lograr esa ansiada victoria. “Una vez, en el año 2003 en Bulgaria, estuve a punto de ganar un encuentro”, explica el italiano, cuya media de juegos ganados por partido no supera los 2 games. “Hasta que me queden fuerzas y ganas voy a seguir intentándolo. No quiero abandonar. Busco una victoria, sólo una”, admite.

Becuzzi ha tenido que pasar grandes penurias para poder participar en torneos a lo largo y ancho del mundo. Pocos países quedan que no aparezcan en las hojas de su pasaporte. Lo que sea por intentar encontrar un cuadro asequible que le permita lograr su primera victoria. Enrico reconoce haber dormido en sitios donde a muchos les daría miedo solamente poner un pie. Cuenta que ha llegado a no tener nada para poder comprar algo de comida y que ha dormido infinidad de veces en aeropuertos entre viaje y viaje. Pero eso no le ha matado las ganas de empuñar una raqueta y entrenar para mejorar. “No me arrepiento de haber elegido esta vida”, reconoce.

Tampoco la suerte le ha acompañado demasiado en su carrera ya que Enrico estuvo a punto de entrar en la previa de un Masters 1000. Fue en Shanghai, en el año 2012. Una plaga de lesiones y bajas le permitió pasar el corte y poder entrar directamente a la fase de clasificación, que le habría podido dar algunos puntos ATP y varios miles de dólares que tanta falta le hacen. Pero su visado no logró llegar a tiempo y se quedó a las puertas de poder jugar en aquél torneo.

Becuzzi reconoce que tenísticamente no es demasiado bueno y que flojea por la parte del saque aunque se siente orgulloso de poder decir que física y mentalmente está al nivel de un jugador medio. “Nunca dejé de lado la posibilidad de mejorar”, asegura el italiano, que a lo largo de todos estos años ha hecho bastantes amigos en el circuito y ha sido común en algunos torneos verle disputar el dobles con Lorenzi, Starace y algún que otro tenista italiano de renombre. Algo que le ha podido ayudar un poco económicamente ya que todo se lo paga de su propio bolsillo.

Es admirable que a pesar de lo duro que ha sido el camino que ha recorrido, Becuzzi siga amando el tenis como el que más. Piensa un día convertirse en profesor de niños para poder enseñarles lo que ha vivido en su carrera. “A los jóvenes les diría que nunca aflojen. A veces la vida no te concede aquello que quieres con tantas ganas pero no hay que dejar de luchar por lo que uno cree”, sentencia. Toda una historia y una lección de vida la de Enrico.