Como un conejito que ve crecer su zanahoria mientras la riega todos los días, Mil y un conejos primero fue semilla, luego refugio y ahora tiene tanta vida que no deja de sorprendernos. Es por esto y mucho más que nos sobran los motivos para festejar y estar locas de felicidad.
Una vez más queremos homenajear a todos los conejitos y conejitas lectoras que cada mes aprenden magia avanzada con la genia de Juana Petruja, recitan poesías hermosas de la mano de Ethel, y aprenden valores junto al conejo Perplejo, sorprenden a sus familias con las exquisitas recetas de Anselmito, se divierten con las propuestas de Ejito y aprenden de cooperación con consejos de la Cooperativa Eléctrica de Saladillo.
Por supuesto que no habríamos llegado hasta acá solas: queremos agradecer infinitamente a nuestros fieles anunciantes que confían en todo el corazón que ponemos a cada edición, y por supuesto, al equipo de mágicos que todos los meses trabajan con nosotras: Ethel Mariotto, Ezequiel Achilli, Nicolás Zenobi, Laura Molina, Laura Artola y a todos los que de alguna manera hacen posible que sigamos soñando. Mil y un gracias a nuestra querida imprenta, a Norma, Alvaro, Carlitos, Ana y Jóse, que luego de tantos años se han convertido en una amorosa familia que cocina cada número, protegiendo sus colores y sus dibujos y a los ilustradores que con su arte embellecen nuestras tapas.
¡Feliz cumple Mil y un conejos, gracias por tantas aventuras!
Melissa Zenobi y Andrea Bianco
