No aprendimos nada, parece

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Navidad y Año Nuevo son las fechas perfectas para juntarse con familiares y amigos y festejar rodeado de amor y felicidad. Pero no todos festejan y lo que para muchos es una diversión, para otros es una gran tortura.

En nuestra ciudad, hubo mucho apoyo por parte de la población cuando desde las protectoras de animales se comenzó con una fuerte campaña sobre la toma de conciencia de la pirotecnia, pero hubo otros que se preguntaron ¿qué tiene de malo tirar fuegos artificiales? Y la realidad es que no sólo los animales sino que además, hay un sector de la sociedad que la pasa realmente mal que son las personas con trastorno del espectro autista (TEA).

 

Según varios informes que estuvieron apareciendo en diferentes medios televisivos y digitales, su sufrimiento es tal que cuando llegan estas fechas, sus familiares tienen que armar un «protocolo especial» para alejarlos de los fuertes ruidos.

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«Las personas con autismo no pueden procesar bien los estímulos sensoriales. Hay cosas que a nosotros nos resultan molestas y ellos directamente no las pueden procesar por eso las viven como dolorosas, por ejemplo los fuertes ruidos”, indicó una especialista.

Y continuó: «A esto se les suma que no pueden anticiparse, por eso para ellos es una situación de mucho estrés. Ellos no saben cuándo van a ocurrir las explosiones y tampoco entienden por qué suceden, por eso lo viven como un momento feo: se encierran y lloran desconsoladamente y lo sufren como si estuviera sucediendo una catástrofe”.

No aprendimos nada, parece. Este año si bien, afortunadamente en nuestra ciudad no hubo personas con quemaduras que pasaron por la guardia del Hospital;  como si fuera un chiste, los ruidos se sintieron con más intensidad que años anteriores.

Pregonemos, esperemos y confiemos que en Saladillo como en otras ciudades; por los próximos años no tengamos que seguir hablando de este tema.

 

Foto ilustrativa