Noviazgos violentos: cómo detectar a tiempo esta problemática que afecta a 4 de cada 10 mujeres

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Así lo asegura un relevamiento realizado por la Defensoría del Pueblo bonaerense, al cumplirse el cuarto aniversario de la primera marcha del movimiento «Ni una menos»

Critica tu forma de vestir, no le gusta como te maquillás, revisa los mensajes de tu celular, te humilla en público, no te deja salir con tus amigas, te presiona para que tengas relaciones sexuales, tiene celos de las personas que te rodean, culpa a los demás por su conducta inapropiada hacia vos o te hace pensar que, si no te comportás como él quiere, te va a dejar. Aunque en estas situaciones no haya gritos, golpes o agresiones físicas, hay un comportamiento posesivo y dominante que si no se frena tiempo podría causar un daño irreparable.

Al cumplirse el cuarto aniversario de la organización de la primera marcha bajo el lema «Ni una menos», que surgió como un grito colectivo ante la ola de femicidios, la Defensoría del Pueblo bonaerense alertó que 4 de cada 10 mujeres son víctimas de un noviazgo violento.

La encuesta -realizada entre mujeres de 14 a 33 años- también analizó la llamada «violencia simbólica», es decir, las conductas que causan daño emocional y disminución de la autoestima o que perjudican y perturban el pleno desarrollo personal mediante amenazas, acosos, hostigamiento o humillación, entre otros factores.

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Mientras que el 40% de las mujeres admitió que su pareja menospreció sus opiniones -ya sea en público o en privado-, un 33% dijo que le criticó su apariencia. Además, 2 de cada 10 afirmaron que en alguna oportunidad su pareja les mencionó que tuvo ganas golpearla o matarla. Y, más grave aun, un 16% señaló que, al menos una vez, fueron golpeadas o lastimadas por su pareja ya sea con alguna parte de su cuerpo o con un objeto.

«El objetivo del varón agresor es controlar y dominar, razón por la cual siempre tendrá la excusa o el argumento para violentar. Siempre comienza con sutiles formas de manifestación, para después entrar en el siguiente ciclo: culpabilizar, humillar y luego golpear. Después llegará el pedido de perdón y la promesa que nunca más se repetirá. Pero este ciclo volverá a comenzar cada vez con más violencia», advirtió a Infobe Ada Beatriz Rico, presidenta de La Casa del Encuentro, una asociación civil que lucha por la erradicación de la violencia hacia las mujeres en todas sus modalidades.

Fanny es venezolana, tiene 25 años y cuando llegó al país se enamoró perdidamente del hijo del hombre que le alquilaba una pieza, en el barrio porteño de Monserrat. «Salí 9 meses con él pero me descalificaba mucho. El disparador de las discusiones siempre tenía que ver con mi cultura venezolana. Eso generaba un desprecio por la ropa que me ponía, por mi forma de hablar y por no ser como sus ex novias argentinas», admitió la joven a este medio. Ella admite que trataba de entenderlo y hasta llegó a sentirse acomplejada por no ser «tan linda e inteligente» como las mujeres de nuestro país.

La psicóloga Elvecia Trigo, especialista en familia y violencia de género, explicó a Infobae que la descalificación es otra forma de agresión, por lo que no está bien naturalizarla: «Si tu pareja te dice que sos una inútil y vos no sabés qué contestarle porque el otro te da miedo y te sometés, tenés que evaluar qué te provoca ese temor y preguntarte si vos considerás que sos merecedora de esa calificación. Es fundamental armar diferenciaciones entre lo que es correcto, lo que es incorrecto y lo que es acostumbramiento a que te trate así».

En los noviazgos violentos el respeto por el otro es inexistente y cuando la comunicación falla, los actos de violencia -ya sea verbal, psicológica y física- se vuelven moneda corriente y la realidad se transforma en un infierno abrumador.

Reconocer las señales de alerta y pedir ayuda a tiempo es clave para la construcción de vínculos de pareja saludables. «Hay que prestarle atención a frases como ‘sin vos mi vida no tendría sentido’ o ‘lo hago porque te amo’. Estas expresiones ponen en evidencia que algo no está funcionando bien porque el amor no duele, no controla y mucho menos en nombre del amor se maltrata», señaló Raquel Vivanco, presidente del Observatorio «Ahora Que sí Nos Ven» y referente de Movimiento Marea Feminista.

Vivanco explicó que el ciclo de la violencia tiene tres etapas que se reiteran a lo largo del tiempo. La primera etapa se denomina «acumulación de la tensión», donde la violencia es sutil (agresiones verbales o psicológicas), cuesta que las mujeres comprendan la gravedad del maltrato y justifican lo sucedido esperando que el agresor cambie. En la segunda etapa, llamada «episodio agudo de la violencia», las tensiones y agresiones llegan a su punto máximo manifestándose con violencia física y provocando parálisis y miedo. La última, conocida como «luna de miel», se caracteriza por el arrepentimiento del hombre ante la posibilidad de que la mujer lo abandone o denuncie. Entonces, el violento se volverá afectuoso para que la mujer lo perdone.

Esto último es lo que le pasó a Fanny, quien pensaba que actuando de otra manera podría frenar el comportamiento agresivo de su pareja y salvar la relación. Pero luego entendió que estaba atrapada en un callejón sin salida.

«Yo no tenía dudas de que me amaba, pero le daba bronca haberse enganchado con una extranjera y no lo podía manejar. Me lo daba a entender de muchas maneras, pero nunca me golpeó», remarcó la joven venezolana tratando de excusar a su ex. Sin embargo, después comprendió que el daño psicológico fue tan devastador que tuvo que pedir ayuda profesional para superar la separación.

Los especialistas coinciden en que una vez que se logra la separación física, hay que trabajar en la separación psicológica. «Hay que analizar cuáles fueron las condiciones personales internas que llevaron a una persona a enamorarse de un violento. Después vendrá el tiempo para analizar por qué uno aspira a poder cambiarlo. Eso, permitirá elaborar estrategias para lograr un corte definitivo desde el costado emocional, que es el más difícil de superar», advirtió Trigo.

Otro denominador común en los noviazgos violentos es el aislamiento de los seres queridos y los círculos sociales, la baja autoestima o depresión. Por eso, cuando una mujer niega, justifica o minimiza estas agresiones simbólicas por estar enamorada; debe entender que nada justifica naturalizar el abuso de poder masculino.

«Es fundamental trabajar con la idealización que construyen las mujeres con el amor romántico. Ese amor que todo lo perdona y que todo lo entiende. Ese amor que disfrazado de ‘amor para toda la vida’ es, en realidad, el comienzo de una relación de control y posesión», concluyó Rico.

Aquellas mujeres que advierten estas primeras señales pero que aún no están convencidas de que necesitan contención, el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad diseñó un test online que permite a través de preguntas simples y concretas detectar comportamientos de control, dominación y descalificación en noviazgos.