Opinión: Las Olas de Toffler, obsolescencia programada y percibida

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En el marco de las materias: Economía Y Sociología Organizacional cursadas en primer año de la Tecnicatura en Administración Marketing, en el Instituto de Formación Técnica N° 135, la idea del trabajo práctico consistió en vincular los temas: las Olas de Alvin Toffler con el concepto de Obsolescencia Programada y Percibida (que dan origen al marketing), utilizando el género literario que desees. Mi composición (como profesora actual de ambas materias) fue la que adjunto y socializo

Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo: tres misiones que todo hombre de bien debería conseguir, según un antiguo profeta árabe; sea cual fuere la ola que se atraviese; olas que Toffler nombra y la humanidad transita como puede y/o quiere.

A grandes rasgos, pareciera que lo efímero es menos complejo que lo perdurable; de hecho hoy habitamos estructuras antiguas que revelan en parte, esto que afirmo. Esperanza de vida y perdurabilidad de las cosas, parecieran vincularse de manera inversamente proporcional; cuanto más extensa nuestra esperanza de vida, menos perdurables; y cuanto más breve, menos efímeras; será porque nos atraviesan paradigmas distintos, que adjudican nuevos significados como el sentido de trascender y que priorizar.

Es así como los mandatos se traducen a su modo; entonces un hijo sólo fruto de padres biológicos, da lugar a un hijo de probeta adquirido por un homosexual; un libro de hojas gruesas con más imágenes que letras, cosido a la vieja usanza, puede ser hoy un libro virtual, interactivo, en 3D, que permite leerse en el orden que desees. Un árbol, que antes era un roble o una magnolia, ambas especies de lentísimo crecimiento, hoy se ven ensombrecidos por la locura de las suculentas (plantita autónoma si las hay) los sauces y los eucaliptos, forestales súper rápidos o también los frutales, cuyo fruto justifica su cultivo y cuidado.

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No podemos negar que el concepto de obsoleto dio lugar al marketing y el desafío hoy consiste en hallar modos de asociar objetivos que alguna vez se convirtieron en excluyentes, como lo son: crecimiento económico, uso responsable de los recursos y atender a un consumidor a simple vista insaciable; he aquí que surge una buena opción, tal como la economía circular.

Más allá de esto, pienso que lo verdaderamente perdurable es el estilo, Cocó Chanel creó el suyo hace cientos de años y su legado permanece en pie, mientras las modas hacen su juego; Mozart, Beethoven, Vivaldi, en música clásica, Piazzola, Gardel, Troilo en tango, Miles Davis en jazz; todos ellos son estudiados en las escuelas vigentes de música contemporánea, Freddie Mercury, John Lennon, Pink Floyd, Mick Jagger, el Indio Solari, el flaco Spinetta también lo supieron hacer en su rubro; sus temas han sido oídos en discos de pasta, casettes, pendrives, cds, y hoy también en vinilo;  Ennio Morricone un gran compositor que aun musicaliza el cine no caducó; Borges, Cortázar, Chesterton, Hemingway aún perduran en letras; Van Gogh, Monet, Picasso en el arte; y miles de otros tantos. Seres talentosos, apasionados, tenaces, autoexigentes, detallistas y por eso diferentes, que trascendieron generaciones, desparramadas en tiempo y espacio.

La sensualidad, la belleza, la elegancia, lo estético también se logra con la armonía de aquello que perdura, gestos corteses, materiales nobles, actitudes amables, altos principios y una valentía que también sabe legitimar al otro.

Para que las cosas surjan, se requieren de condiciones propicias; en este sentido creo que ya es tiempo de reemplazar culpa por responsabilidad; entender de una vez por todas que trabajar en equipo no consiste en dividirse las tareas, tener en cuenta que no todas las discapacidades se notan y certifican; que adictos somos muchos, no sólo los doblegados por el consumo de bienes ilegales, recordar que con la buena intención no basta y por ultimo re significar el fracaso, entendiendo que lo adverso e inesperado no equivale a una derrota, por más que la Real Academia Española lo infiera así.

Steve Jobs siempre afirmó, que precisamente porque somos efímeros, debemos hacer un buen uso del tiempo, ¿el secreto? Amar lo que haces o buscarle la vuelta; una vieja regla,  una antiquísima receta es la palanca que nos permite (si querés) hacerle trampa a nuestra condición y trascender, tanto como un hijo que se adueño de nuestros gestos, un árbol que suelta cada año sus semillas, un libro que habilita la opción de no repetir la historia más cruel.

Profesora Mariana Mazza (Licenciada en Administración)