La Organización Mundial de la Salud define a la rabia como una zoonosis (enfermedad transmitida al ser humano por los animales) causada por un virus que afecta a animales domésticos y salvajes, y se propaga a las personas a través del contacto con la saliva infectada a través de mordeduras o arañazos.
Y pese a que suele decirse que la Argentina está «libre del virus» lo cierto es que entre 2005 y 2008 hubo casos en la provincia de Córdoba y recientemente en Salta.
Sobre eso debatieron médicos veterinarios en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires en una jornada de actualización en rabia. Y luego del encuentro, desde el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires emitieron un comunicado en el que instaron a los profesionales a «comprometerse para hacer a la rabia visible nuevamente en la sociedad, desaparecer su nivel de riesgo e impulsar las acciones conjuntas para su erradicación en el país».
«Es evidente el crecimiento del bagaje teórico con que contamos como también es impactante la falta de infraestructura y actividad de los organismos de vigilancia y control», aseguraron en el escrito, que hizo hincapié en «la carencia absoluta de tareas conjuntas, estudios epidemiológicos y de riesgo, creación de barreras efectivas de tránsito, análisis del comportamiento de las poblaciones urbanas de animales y de la sociedad, planes de vacunación».
Consultada sobre qué ocurre en el día a día, la veterinaria Carolina Chavez (MP 10808) destacó que «todos los animales llamados domésticos pueden tener rabia». Y tras asegurar que «además de perros y gatos, vaca, caballo y cerdo también pueden padecer la enfermedad», aclaró que «el riesgo para el ser humano lo representan los carnívoros domésticos infectados, aunque el resto son igualmente ‘fuente’ del virus».
El tipo de rabia llamada «desmodina», que tienen los murciélagos, son un ejemplo de esto. «Y en el norte del país hay», destacó la especialista.
De ahí que el Colegio de Veterinarios haya recibido de tan buen modo el hecho de que, a nivel mundial, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), entre otros organismos internacionales, «volviera a colocar a la rabia como enfermedad prioritaria y reimpulsara las luchas sanitarias para su control y erradicación».
«Como primera medida, todos los perros y gatos deben ser vacunados anualmente contra la rabia», destacó Chavez, quien agregó: «En caso de que el animal muerda o arañe a alguien, deberá ser sometido a un control antirrábico».
Y detalló: «La persona mordida o arañada tiene que ir al centro de salud más cercano para su curación y vacunación antirrábica y para que se le informe sobre el protocolo para radicar la denuncia». Además, en el centro de salud le proveerán un formulario que el dueño del animal mordedor deberá llevar a su veterinario o bien al centro antirrábico de la zona.
Dado que la rabia es causada por un virus que migra al sistema nervioso central (SNC), «el animal debe estar diez días en supervisión para que se evalúe la aparición de signos neurológicos que sean señal de que está infectado», explicó Chavez, al tiempo que resaltó que «si llegan a aparecer signos neurológicos, al animal se lo debe llevar al Instituto Pasteur para confirmar la presencia del virus en el sistema nervioso».
«Nunca es recomendable la eutanasia como primera medida porque si ese animal está infectado y se lo mata se pierde la posibilidad de confirmar la presencia del virus en el SNC, ya que antes de que el virus cumpla su ciclo no hay rastros en el cuerpo del animal», enfatizó la especialista.