Día del cumpleaños no sólo planta a una persona frente al calendario sino que la somete a un ballottage contra sí mismo. La cantidad de saludos que recibe es una sentencia inapelable sobre su valor dentro de la comunidad. ¿Lo quieren o no lo quieren? ¿Para cuántas personas es importante?
Aquí no hay lugar para la sanata de las encuestadoras, no hay proyección ni margen de error. Lo saludaron 12 personas, lo quieren 12 personas. Para aquellos que olvidaron, el cumpleañero no existe.
Sin embargo, es necesario reconocer que la vida se volvió un poco más compleja. Paradógicamente, en la era analógica el mundo era binario. Todo se limitaba al «me llamó, no me llamó». Había una tercera opción representada por aquellos que te llamaban cuando sabían que no ibas a estar en casa. Además, esos oportunistas se compensaban por el esfuerzo de aquellos que no sólo se acordaban sino que además iban hasta la librería, elegían una tarjeta (con suerte musical o 3D de verdad) y se tomaban la molestia de escribir una frase que completase la ocurrencia del imprentero.
Me quiere, no me quiere. Nada más simple. Pero con la llegada del messenger, la margarita empezó a quedar obsoleta. ¿El amigo que levantaba el teléfono me quería más o menos que el compañero de la facu que me saludó por mensajero? ¿Y el SMS?
Ahora ya resulta imposible medir la popularidad propia o ajena. La autestima naufraga en un mar de llamados, mensajes, chats, mails o DMs de Twitter. Y para completar esta desoladora era de «saludos líquidos», apareció el recordatorio de Facebook que degradó al mensaje de cumpleaños hasta un nivel irrecuperable.
Confieso que para mi cumpleaños recibí:
Facebook: 45
Whatsapp: 12 (5)
Llamados telefónicos: 10 (11 personas saludaron)
Mail: 3 (sin contar al robot del banco y de Paypal)
Google talk: 1
Facebook chat: 1
Twitter: 0
SMS: 0
El orden de la lista es estrictamente numérico. Sin dudas, un llamado telefónico vale más que el muro de Facebook. Pero a quién le importo más: ¿al que me escribió un mail o al de guasap? ¿Cuántos saludos en Facebook equivalen a un llamado telefónico?
Mientras mascaba un chizito, el filósofo Marshall McLuhan advirtió: «el medio es el mensaje». Así que resulta imprescindible crear una escala cuantificable de cariño, para no quedar a merced del psicólogo o de mamá, que a la larga se pagan demasiado caro.
Update: mi amigo Luis se acordó temprano, pero una cosa llevó a la otra, y cuando se quiso dar cuenta ya había pasado. Llamó avergonzado a la mañana siguiente. Obvio que se suma. Son 11 los llamados.
