Silvio Magariño cumplió con su travesía solidaria: llegó a Saladillo desde Luján con su proyecto institucional con la Escuela Especial N°501

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El atleta Silvio Magariño finalizó su travesía con la carrera desde Luján a Saladillo de 30 kilómetros diarios durante cinco días de recorrido. En ese lapso, además de los cálidos recibimientos en cada uno de los pueblos por los que pasó Silvio, las puertas de la Escuela de Educación Especial N°501 estuvieron abiertas para recibir la colaboración de las empresas auspiciantes y vecinos. “La primera palabra que se me viene a la cabeza es que fue una experiencia ‘maravillosa’, o ‘inolvidable’. Una locura muy hermosa”, expresó Silvio.

A propósito del recorrido, Silvio contó que “la etapa más dura fue de La Choza a Navarro, con el pasto a la rodilla, sin banquina y con viento en contra”. Además, el atleta admitió que en cada lugar que frenó “me recibieron de maravilla, nos dieron lo que necesitábamos: una ducha y un descanso”, e hizo mención especial a Roque Pérez: “Es mi casa: tengo familia, hermanos, amigos. La infancia es mi vida, y yo sabía cómo me iban a recibir”.

Luego, Silvio contó una anécdota con Oscar Meritens: “Apareció de sorpresa en Lobos y Roque Pérez, y cuando llegué a Del Carril tenía su camioneta y su casilla para que pueda descansar. Esas cosas son invalorables”.

Una de las menciones especiales que realizó Silvio fue a Oscar Lobos, “acompañante silencioso en el día a día, semana a semana, mes a mes: te lo merecés tanto como yo”. Su entrenador, ante esto, contó que “la preparación es totalmente distinta a la de cualquier atleta. Sobre todo, teniendo en cuenta el año que estábamos atravesando. Cuando me trajo esta idea que tenía, le dije: ‘Pará, empecemos a planificar a largo plazo’. Cuando se nos vino la cuarentena le pregunté qué hacíamos, y me dijo que seguimos para delante”.

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Por último, Silvio hizo mención a la Escuela de Educación Especial N°501: “La gente de esta escuela hace cosas maravillosas por los chicos y las familias”. Mariel, directora del establecimiento, expresó: “Hay mucha emoción. Nos sentimos privilegiados como institución, porque entendemos que este desafío personal se volvió un desafío colectivo que nos involucró a todos y todas. Como escuela, que alguien piense que debemos ser destinatarios de la solidaridad del pueblo, nos parece que estamos soñando. Silvio llegó, cumplió con su desafío, y nosotros tuvimos el acompañamiento de los vecinos”.