Jennifer Drake: «dibujar mejora el humor de los niños»

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La investigadora norteamericana es una de las invitadas del «I Encuentro Internacional Artes, emociones y creatividad» organizado esta semana por la Fundación Botín y la Universidad de Yale.

Algo tan simple como dibujar mejora el humor de los niños. Así lo ha asegurado Jennifer Drake, profesora adjunta de Psicología en el Brooklyn College y en el Centro de Estudios de Posgrado de la Universidad de Nueva York, durante el I Encuentro Internacional Artes, emociones y creatividad, organizado por la Fundación Botín y la Universidad de Yale del 9 al 11 de octubre.

Usted asegura que el dibujo sirve para mejorar el estado de ánimo de los más pequeños. ¿De qué forma?

Sí, el dibujo sirve para mejorar el humor de los niños, cuando están enfadados o tristes, o tienen pensamientos o sentimientos negativos. Esta mejora no se produce por la capacidad de expresión que ofrece el dibujo, sino porque les facilita la distracción, y ocurre específicamente con el dibujo libre, no cuando se copia. Si entendemos los mecanismos mediante los cuales dibujar nos permite regular emociones negativas, entenderemos mejor los mecanismos de la regulación emocional en niños y veremos la importancia de las artes en la regulación emocional.

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¿Y por qué exactamente mejora el humor infantil?

Cuando los niños están tristes, o preocupados con algo, dibujar por un periodo corto de tiempo mejora su estado de ánimo, sin duda. Una de las causas puede ser que permite a los niños expresar sus sentimientos de tristeza a través de las líneas o trazos dibujados. Sorprendentemente, la mejor manera de mejorar el humor de los niños a través del dibujo es no permitiendo que aflore su tristeza en su dibujo. En lugar de eso, el dibujo como un revulsivo del estado de ánimo funciona si mejor si se anima a esos mismos niños a dibujar algo completamente diferente a lo que les pone tristes. Este es el mecanismo que les permite distraerse de los sentimientos negativos que puedan experimentar.

¿Por qué los niños dibujan tanto de pequeños, y lo van dejando de hacer según van creciendo?

Los niños pequeños (por debajo de los ocho años) están intensamente sumergidos en el dibujo. Todavía no miran de una forma realista, y los dibujos tienen su propia perspectiva visual. Están contentos de dibujar un sol morado y un cielo amarillo. Y no son críticos con sus propios dibujos. Pero cuando son un poco más mayores, los niños empiezan a intentar dibujar de una forma realista, y a ser críticos con sus propios trabajos. A esto se le suma que se desaniman fácilmente. Además, cuando los niños crecen, se pone más énfasis en las asignaturas académicas y menos énfasis en el arte.

¿Cómo pueden los padres usar los dibujos de los niños para comunicarse con ellos? ¿O para mejorar la relación cuando se han peleado?

Los dibujos pueden usarse como un tablero de la comunicación si los padres les preguntan a los niños por sus dibujos. Y si un niño parece triste, pero no puede explicar por qué, los progenitores pueden pedirle al niño que dibuje por qué está triste, y después pedirle que explique el dibujo. Pero es importante recordar que si la familia solo quiere que el niño se sienta mejor, se le puede sugerir al niño un tema para dibujar que distraerá al niño de su tristeza. Por ejemplo, podemos sugerir al pequeño que nos pinte su animal favorito, o que se invente un diseño con multitud de colores…

En el colegio se suele enseñar a copiar… ¿es eso lo más recomendable?

Si lo que usted sugiere es que el profesor propone un tema para un dibujo, eso no está mal. Pero en mi opinión, es mejor no ser muy específico. Por contra, el profesor puede permitir a los niños salir al exterior y que elijan algo que quieran dibujar. En ese caso, los niños eligen siempre algo diferente de su compañero de al lado. Eso es bueno. Lo que no es recomendable es que en una clase de arte todos los niños dibujen el mismo objeto, por ejemplo, y de la misma forma. Ahí es evidente que no se deja ninguna opción a la creatividad.

Sobre Jennifer Drake

El programa de investigación de Jennifer Drake se centra en la psicología del arte. Esta experta estudia los efectos positivos que tiene dibujar en la gestión de emociones, tanto en los niños como en adultos. En otro ámbito de la investigación, analiza los procesos cognitivos y de percepción subyacentes en las habilidades de representación gráfica de niños autistas, no autistas y superdotados, de manera que sea posible comprender el desarrollo de habilidades de percepción superiores en relación con la cognición básica.

También estudia la respuesta y la manera que tienen niños y adultos de entender diferentes obras de arte. Financia su investigación a través de becas del National Endowment for the Arts (Fondo Nacional para las Artes), del Imagination Institute –que cuenta con el respaldo financiero de la Fundación John Templeton– y de PSC-CUNY. Sus investigaciones han aparecido en Scientific American Mind, The Atlantic, The Wall Street Journal, National Geographic y en la National Public Radio.

La Asociación para la Ciencia Psicológica la eligió como «Rising Star» (científico más prometedor) de 2015 y la Asociación Estadounidense de Psicología le ha otorgado el premio al mérito profesional Outstanding Early Career Award por sus investigaciones sobre los efectos positivos de la creación artística en la gestión de las emociones.