Graciela, octavo caso de dengue en Saladillo: “Perder de vista esta epidemia es un error, perder de vista que somos personas es un error”

Graciela Achábal
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Graciela Achábal, abogada y periodista saladillense, emitió un fuerte mensaje en las redes sociales de su medio, Convergencias, para contar en carne propia lo que significa tener dengue en tiempos de pandemia por Coronavirus COVID-19. “Indignación es lo que siento; hoy que puedo hablar quiero contar mi caso”, expresó Graciela, quien asegura que los funcionarios ignoraron su incertidumbre y ratifica que “para ellos somos un número”.

“El viernes pasado me confirmaron que soy el octavo caso de dengue en saladillo. Además, me dio positivo otro virus que se llama mononucleosis. De ninguno de los dos esperaba que pueda ser portadora, tomé todos los recaudos, en todos los lugares que me manejé lo hice con la debida precaución. Empecé hace 18 días con síntomas. Uno lo subestima…”, comenzó Graciela, quien luego los detalló:

“Un dolor de cabeza intenso, parecía que no era una cuestión patológica sino una contractura muscular. Pero el dolor se mantuvo a lo largo de los días, fueron cada vez más intensos y se extendieron (…) Una tos que yo digo de tuberculosis, no podía sacar nada porque no tenía nada, eso más me lastimaba y más me hacía doler la cabeza. No podía leer ni escribir, el dolor muscular es muy intenso, el malestar es insoportable. Todo esto es común con el dengue, el COVID, y lo es también, que me enteré después, con la mononucleosis”.

Debo decir que pensé que era COVID, al principio. Lo único que no tenía era fiebre. No había forma de estar, la única forma de aguantar los ojos era tenerlos cerrados, las piernas y brazos cansados, el dolor en la garganta y la parte abdominal era tan intenso que prácticamente no me dejaba hablar”, agregó Graciela, quien además expresó: “Si yo tenía COVID, iba a hacer un desastre”, teniendo en cuenta que convive con dos adultos mayores a los cuales todos los días atienden dos enfermeros, dos cuidadores y un kinesiólogo, que a su vez atiende a más pacientes.

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Imagínense que mi caso hubiera sido COVID. ¿Cuánto tiempo estuve contagiando yo? ¿Cuántas personas vienen a casa por día? ¿A cuántos domicilios más van estas personas? Se ve que no tengo siquiera el status de ciudadana, para que este funcionario público al menos conteste”, sumó Achával.

La abogada y locutora contó que el domingo 19 de abril solicitó ayuda a la dirección del Hospital, sin obtener respuestas, y luego insistió: “El martes de la semana pasada conté mi situación y tampoco obtuve ninguna respuesta”

“No nos olvidemos que el dengue es una epidemia que está afectando a la República Argentina; no nos olvidemos que parte de la responsabilidad es nuestra, de tratar de tener los espacios limpios, sin lugares en los que se pueda acumular agua, y todo lo que ya sabemos prácticamente de memoria. Pero no nos olvidemos que también debería existir algo que nos oriente sobre cómo actuar y cómo manejarnos”, pidió Graciela.

A propósito de la negativa al testeo por COVID, Achábal sumó: “Estos funcionarios transitorios que se piensan seguramente dueños de la verdad, me dijeron en primera instancia que no había casos comunitarios de COVID. Fíjense qué revés que le dio la humanidad, que les dio un caso comunitario. Porque hoy, la única alternativa posible, es que el Coronavirus sea comunitario en Saladillo. Por eso no entiendo por qué me respondieron que acá no había casos comunitarios por eso no me podían hacer testeos”.

Achábal, entonces, procedió a hacerse los estudios en un laboratorio privado, hasta que el viernes le llegó el resultado con positivo de dengue y mononucleosis. Graciela contó que luego “querían hacerme ir al hospital a por una extracción de sangre para incluir mi caso en la zona sanitaria. (…) Sentí que era un número, me decían que vaya al hospital porque había un auto esperando para llevar mi muestra de sangre para que formara parte de los números oficiales en las estadísticas del dengue. ¿Qué esperaban, que yo entre al Hospital? Me negué absolutamente. Y, casualmente, me dijeron que iban a tomarlo del laboratorio privado”.

Acerca de la falta de respuestas de los funcionarios, Achábal estimó que “sería lamentable que no me hayan respondido un mensaje por lo que pienso, lo que digo, o lo que publico en mi medio; es lamentable que el protocolo lo use a rajatabla para algunas cosas, y para prevenir no lo utilicen”.

“Lo que me preocupa es que perder de vista esta epidemia es un error, perder de vista que somos personas es un error; lo segundo que me preocupa, fundamentalmente, es que pensar distinto me exponga ante esta situaciones; y lo tercero que me preocupa, que me da miedo, es que los funcionarios públicos que cobran todos los días un sueldo pagado por los ciudadanos se confundan tanto a la hora de ser designados a dedo para ocupar un cargo, y más en sanidad”, agregó Achábal.

Además, Graciela afirma que pareciera ser una paradoja la cantidad de veces que denunció en su medio de comunicación la falta de acción contra el dengue: “Lo que pedía a funcionarios es que tomen otro tipo de medidas con respecto al dengue, que no solamente esperen que la gente saque los cacharros de la casa. Frente a mi oficina, como le reclamé a Mariela Incolla el 5 de abril, era una masa de mosquitos. No sé si me picó el mosquito en Alem y Sanguinetti, en Ruta 205 y Martín Fierro, o si me picó cuando fui a hacer una nota”. “Si lo peor está por venir, cuídense. Cuídense ustedes, no estén confiados que los funcionarios nos van a cuidar, porque para ellos somos un número. Ustedes, yo, cualquiera. No les importamos. No salgan a la calle de gusto, por favor, porque no nos va a cuidar nadie”, agregó Graciela, quien además asegura: “Voy a seguir teniendo como norte que los hechos son sagrados, que puedo tener la versión oficial de cada uno de los vecinos que me lo quiera dar; voy a valorar cada uno de los testimonios de los vecinos, y la confianza que en todos estos años me han brindado la gente de Saladillo”.