Sasha Gigliani, la modelo y futbolista que le pega un pelotazo a los prejuicios

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“No mido 1,80 metros, no peso 45 kilos, mis piernas no son perfectas; amo ser mujer, amo jugar al fútbol; me encanta arreglarme, comer, estar con mis amigas, trabajar y ganarme lo mío”. Sasha Gigliani no escatima orgullo al levantar la bandera del empoderamiento de la mujer; mucho menos al disputar los sentidos que giran en torno a la masculinidad en el fútbol y femineidad en el modelaje, presentados como polos opuestos en cuanto a los estereotipos históricamente construidos. La saladillense de corazón encontró en el modelaje un nexo para luchar por la inclusión de género a través del deporte y actividades recreativas.

Sasha tiene 25 años, vivó y se formó en Saladillo desde los 2 hasta los 18, momento en el cual volvió a Capital Federal. Juega al fútbol en Vélez Sarsfield y participa de un reconocido reality show internacional. Estudió y estudia carreras ligadas al marketing, diseño digital, relaciones públicas y turismo; jugó al fútbol en varios equipos saladillenses, aunque su corazón es verdeamarelho como la camiseta de Oro Verde, y también tuvo su paso por Argentinos Juniors en Capital. Además, desde niña lucha por su anhelo de modelar y vivir de ello; realizó innumerables producciones fotográficas, se presentó a castings y viajó cientos de kilómetros siendo promotora deportiva.

De chica jugaba al hockey a la vez del fútbol. Los fines de semana, viajaba a Buenos Aires a probarme en castings. Una vez había quedado en una agencia muy conocida. Me dijeron que tenía una cara hermosa, altura y que sabía pararme en un escenario; pero que mis piernas no me acompañaban, que tenía que dejar hockey y fútbol para no tener moretones, raspaduras ni músculos”. Las razones de la negativa le dieron a Sasha la pauta de lo difícil que sería complementar las dos prácticas que más feliz la hacían.

Hoy en día, el fútbol femenino vive un momento bisagra en su historia, con la reciente profesionalización de un mínimo de jugadoras de Primera División de la Asociación del Fútbol Argentino. Si bien aún no llegó la camada de mujeres que goce de una cantidad y calidad de derechos y políticas públicas que se asemeje a la de los varones, el futuro es esperanzador.

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El modelaje, en estos últimos años, también pareciera atravesar un cambio de paradigma que se encamina a ser más justo para las mayorías, las que no cumplimos naturalmente con los parámetros impuestos por el mercado y las industrias culturales. Las demandas que interpelan los roles de la mujer en la sociedad no escapan a la moda: aunque no se produzca un cambio radical y en muchas situaciones resulte ambiguo, las empresas tienden a reflejar una imagen un tanto más inclusiva que algunos años atrás; en ocasiones, asumen la responsabilidad de resignificar las prácticas que lo hacen reconocible y sumarle un trasfondo social y político a la causa. Este pareciera ser el caso de ‘Bendice La Corona’.

El certamen en el que participa Gigliani se trata de un reality show conducido por Nicole Neumann sobre 24 candidatas a Miss Argentina, donde cada una cuenta un proyecto e historia de vida. La particularidad de ‘Bendice la Corona’, teniendo en cuenta las características de los certámenes de belleza, es el fuerte mensaje de concientización social sobre problemáticas que afectan no sólo en lo concreto a cada concursante, si no, además, en cuestiones más estructurales como la trata de personas. El jurado, compuesto por personalidades involucradas con la temática, elige a tres finalistas; habrá una cuarta que resultará de quien junte mayor cantidad de votos a favor del público (se puede votar una vez por día en cada dispositivo en: http://missargentina.tv/programas.html)

Si bien no deja de ser un concurso de belleza que responde a los cánones ya conocidos de este tipo de certámenes, ‘Bendice la Corona’ se agiorna en cierta medida con una serie de atributos que disputan el sentido tradicional de lo que comúnmente se reconoce como ‘belleza’. Talento, deporte, cultura y responsabilidad social son los ejes disparadores para los proyectos. Sasha, por su parte, eligió “una de las cosas que más nos representa como argentinos”, es decir, el fútbol: realiza una planificación sobre inclusión de género y sexualidad a través del deporte y actividades recreativas.

Tal vez tenga que ver su historia en particular, la de la niña que juega al fútbol y modela desde los siete años; la que estudia y trabaja desde adolescente para ganarse lo suyo; la que creció con los prejuicios de una sociedad que siempre le reprochó el hecho de ser modelo, el de ser futbolista, el der ser modelo y futbolista… el simple hecho de ser ella misma.

Si el ambiente futbolístico resulta hostil para las niñas hoy, más aún lo era en aquel entonces; al igual que en el modelaje, Sasha admite que vivió muchas situaciones injustas pero salió adelante. “Hubo un tiempo en que trabajaba de noche, porque muchos desfiles eran a esa hora. Con esa plata pagaba las expensas del departamento. Dormía dos horas, me iba a la facultad, volvía, me iba a entrenar, y capaz tenía otro evento”.

A propósito de su proyecto en Bendice la Corona, Sasha argumentó su elección y deja su mensaje: “Creo que el deporte, independientemente de que para mí y para muchos es una profesión, en los niños es una herramienta de educación: descubren, aceptan, incluyen, sociabilizan, se desafían a sí mismos y en grupo; se proponen metas desde niños, aprenden a perder, ganar y empatar; a estar para el otro y para uno. Podemos enseñar valores, actitudes, a incluir, a respetar, a no juzgar… Es sumamente eficaz para que se desenvuelvan con naturalidad y desarrollen desde chicos su verdadera personalidad y elecciones de vida”.

Nadie tiene que bajarte el autoestima, y menos negarte algo o decirte ‘no’. Mil veces te van a negar, evitar, juzgar, ignorar, cerrar puertas; también te vas a equivocar y van a esperar que te equivoques, pero ahí es cuando tenes que mantenerte firme, luchar por lo tuyo e ir perfeccionándote, con dedicación, paciencia y disciplina. Va a haber un punto en el que se va a presentar un espacio, un hueco u oportunidad inesperada, y ahí te vas a dar cuenta que sos inderrocable y que llegó tu momento”.