Manuel Andújar llegó a Lobos tras haber logrado el quinto lugar en el rally más duro del mundo

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Manuel Andújar se consagró como el súper piloto del rally más duro del mundo. Estamos hablando nada más y nada menos que del Dakar. Llegó quinto arriba de su cuatriciclo en la general, pero nada le fue fácil. Lo acompañaron los mecánicos “más grosos”, como Manu los define: Alejandro Anzivino, Ezequiel Scutti (se incorporó este año), Pablo Vera y Javier Pisonito (jefes de mecánicos). Representando a “7240 team”, Andújar dijo en NOTA EXCLUSIVA CON INFOLOBOS que “estoy contento de haber terminado, pero muy cansando. Fueron 10 días bravos”.  “Uno tiene la expectativa de que labura todo el año para ir al Dakar y lo que nos pasó fue que en la primera etapa, tuvimos un problema eléctrico a los 3 Km. de haber largado. Con un cuatri ya probado. Perdimos 3 horas y media arreglando un cable original de la instalación eléctrica. Fue durísimo. Hablamos con la familia y con el equipo y decidimos seguir, pase lo que pase. En la primera etapa quedé último de todos”, describió Manu. “La segunda etapa largué último y pasé a ser primero, pero se me salió la palanca de cambio a mitad de la especial y tuve un accidente. Terminé 7mo; iba en tercera (…) Los primeros tres días fueron muy complicados”, manifestó el joven piloto. “Después empezamos a remontar. Salíamos a las 5 de la mañana, y corríamos durante 7 u 8 horas por etapas. En 5 días remonté. Estaba 5to al faltar tres etapas. Salí en el puesto 26 y remonté al 5to lugar. Fue muy bueno para mí, sabía que ya no podía ascender más. Dije me calmo, cuido la máquina y lo termino”, comentó. Hace saber que fue en la etapa 9 cuando “salió a apretar”. “Me lo crucé a Nicolás Cavigliazo en el Km. 23 -de 370 Km- y terminamos a 1 segundo de diferencia. Gané la etapa por 5 minutos en total”.  Se define como “amante de la aventura”. No es para menos: estuvo en medio del desierto, arriba de un motor con 4 gomas a 120 kilómetros por hora. “Tenés ganas de comer, de ir al baño, de descansar, pero no podés”, señaló. Cuenta Manu que “es una carrera muy loca pero muy interesante como desafío. Te dan una hoja de ruta y los instrumentaos de navegación son digitales. Tengo que manejar y navegar a su vez”. “Pensás sólo en navegar y en concentrarte en eso, porque si te equivocas en un way point, es tiempo perdido en el desierto. Juega la nafta, el suministro de agua; tenés que ser prolijo a la mayor velocidad que puedas”, explica el piloto. Recorrió 5 mil kilómetros en 10 días. Y tuvo etapas de 19 horas. “Es una locura llegar, tener a todo el equipo esperándote. Uno desde allá  no lo ve. Estás aislado del mundo. Llegás, te pegás un baño rápido en la casilla, comés algo, pintás la hoja de ruta, volvés a comer y a dormir”, expresa. El peor momento para Manu fue en la Etapa 1, cuando quedó varado por el desperfecto técnico, y la mejor cuando ganó en la etapa frente a Nicolás Cavigliazo. “Pensábamos que veníamos a fondo, hasta que en una duna íbamos iguales, él frenó, yo me tiré a fondo y nos caímos los dos, Nico para atrás y yo para el costado. Nos paramos, nos miramos y seguimos 300 kilómetros más. Una locura”. En estos días disfrutará de su familia y amigos en Lobos, y seguramente asistirá al “Enduro del Verano” -una de las carreras más famosas del mundo- en el mes de febrero, pero eso sí, casi seguro de espectador. “Gracias a la gente de Lobos por el apoyo, fue muy importante para mí en todo momento”, remató.

Fuente: infolobos