Los trabajadores: esa fuerza vital que sostiene y empuja al mundo

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Quizás inspirados en esta expresión del empresario Robert Owen, obreros de la ciudad de Chicago (EEUU) convocaron para el primero de mayo de 1886 una movilización bajo la consigna: “Ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño, ocho horas para descansar”.

Hasta ese momento, hombres, mujeres y niños tenían obligatoriamente una jornada laboral que superaban en muchos casos largamente las 16 horas.

La Ley Ingersoll que establecía la jornada laboral de 8 horas fue promulgada en 1886 por el presidente Andrew Johnson. Para garantizar su cumplimento, los trabajadores convocaron a una gran huelga para el 1º de mayo de ese año que congregarían unas 200.000 personas y otras 200.000 obtenían el beneficio de las 8 horas ante sólo la amenaza del paro.

Los  días subsiguientes continuaron las manifestaciones que fueron reprimidas violentamente por la policía con muertos y heridos. El 4 de mayo de 1886 los trabajadores convocan a un acto en la Plaza Haymarket que reúne a unas 20.000 personas que también fue reprimidas por la policía, una bomba cuya proveniencia no pudo ser determinada mata a un policía de apellido Degan.

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Obviamente la muerte se la atribuyeron a los organizadores (luego la historia demostró fu falsedad). El 21 de junio de 1886, 31 de los presuntos responsables fueron llevados a un juicio lleno de irregularidades y como consecuencia del mismo 5 personas fueron condenadas a la horca y tres a prisión.

Fueron conmovedoras las palabras en el juicio de Albert Richard Parsons que, entre otras cosas, al momento de ser condenado dijo: “¿Qué justicia es la vuestra que lleva a la horca a hombres que no se le ha probado ningún delito…? Defendemos los derechos de los trabajadores y la causa de la libertad. Aún en este momento no tengo por qué arrepentirme”.

No menos conmovedoras fueron las palabras de Auguste  Vincent Theodore Spies, quien en un discurso de más de dos horas y ante la reiterada interrupción del juez así se expresaba: “…Vosotros y sólo vosotros sois los conspiradores y los agitadores. Ya he expuesto mis ideas: ellas constituyen parte de mí mismo. No puedo prescindir de ellas, y aunque quisiera no podría. Y si pensáis que habréis de aniquilar estas ideas, que ganan más y más terreno cada día, mándanos a la horca; si una vez más aplicáis la pena de muerte por atreverse a decir la verdad y os desafiamos que demostréis que hemos mentido alguna vez, yo os digo: si la muerte es la pena que imponéis por proclamar la verdad, entonces estoy dispuesto a pagar tan costoso precio ¡Ahorcadnos! La verdad crucificada en Sócrates, en Cristo, en Giordano Bruno, en Juan de Huss, en Galileo vive todavía; estos y muchos otros nos han precedido en el pasado. ¡Nosotros estamos pronto a seguirle!”.

Ellos murieron, pero nacieron derechos que son para todos los tiempos. Iniciaron un camino todavía inconcluso de las conquistas de los trabajadores en el mundo.

En homenaje a los Mártires de Chicago, una Conferencia Internacional de Trabajadores realizada en Paris en 1889 determinó que el 1° de mayo de cada año sea celebrado Universalmente el Día de los Trabajadores.

Los derechos de los que gozan los trabajadores en el país y en el mundo no fueron producto de una concesión graciosa de nadie. Fue producto de muchas luchas como la de los Mártires  de Chicago.

Charles Chaplin, en su película “Tiempos modernos”, describió magistralmente cómo eran explotados los trabajadores. Hoy existen universalmente diversas formas de explotación.

Los trabajadores organizados aquende y allende los mares continuarán sus luchas por las mejoras sociales. Los líderes políticos y sociales deben trabajar en la misma dirección: consolidar e incrementar las conquistas sociales.

En nuestro país debemos destacar el aporte entre otros de Yrigoyen, Alfredo Palacios, Juan B. Justo, Perón, Evita y Crisólogo Larralde (inspirador del art 14 bis de la Constitución Nacional).

Al celebrarse un nuevo Día Universal del Trabajador, reconocemos el rol de ellos en la sociedad y lo valoramos, porque con el trabajo el hombre se dignifica y dignifica. Exhortamos a los líderes del mundo a implementar políticas que coadyuven a generar trabajo de calidad. Suprimir empleos es un ataque a la dignidad humana.

Al saludar y valorar a los trabajadores en su Día, sostenemos enfáticamente que ayer, hoy y mañana una de las acepciones de gobernar es: generar trabajo. Por que como sostiene Helen Keller: “El mundo no se mueve únicamente por los poderosos empellones de los héroes, sino también por la suma de los pequeños empujones de cada trabajador honesto”.

 

Carlos Antonio Gorosito

Ex Intendente Municipal de Saladillo